En Argentina las inversiones extranjeras están regidas por la Ley 21.382, vigente desde el 13 de agosto de 1976. El atributo de ley, en vez de bando militar, lo recibió debido a que la democracia que supimos conseguir nunca se planteó declarar –por ejemplo- la emergencia legislativa. Esto como paso previo para deconstruir el andamiaje normativo que apoyó las transformaciones de mayor peso ocurridas durante la dictadura 76-83. No es el único caso, también integran el plantel no tocado la Ley 21.526 de entidades financieras, algunas modificaciones a la Ley 20.744 de contrato de trabajo, como por ejemplo la reducción de cuatro a dos años el período susceptible de ser reclamado por el trabajador al patrón.

Hay que decir además que el proyecto de reforma laboral que Macri no pudo hacer tratar aun por el congreso planteaba bajar de dos a un año este plazo. Se pueden agregar a la lista otros tantos cuerpos de normas También el código aduanero que fue puesto en vigencia el 23 de marzo de 1981 por medio del bando militar conocido como Ley 22.415. Curiosamente es este código el que prevé la aplicación de derechos sobre las exportaciones, conocidas como retenciones: al capítulo sexto del código se ocupa de ese asunto. Pero no se trata sólo de hacer un inventario de la herencia recibida por la democracia. Y digo herencia recibida para jerarquizar un poco ese término tan usado por los colonialistas del siglo XXI que hoy ocupan la Casa Rosada.

Vamos a hablar del título después de esta larga introducción. Ocurre que no se puede entender buena parte de lo que pasa con la conducta de las empresas extranjeras en Argentina si no nos remontamos a pensar cómo fue la construcción de sus derechos adquiridos. Para completar un paseo sobre la llamada ley de inversiones extranjeras hay que decir que tiene nada más que diez artículos, del cinco al nueve se encuentran todos los derechos pero no hay ninguna obligación en el texto. Tampoco hay reglamentaciones de la ley, sólo otras normas menores de jerarquía inferior aunque habría que decir que un Decreto de Menem dinamitó el artículo cuarto en el cual el gobierno militar decía que el capital extranjero podía ocuparse de cualquier tipo de actividad pero que en algunas debía tener autorización previa del poder ejecutivo, ejemplo: defensa y seguridad nacional, prestación de servicios públicos, sanitarios, postales, de electricidad, gas, transporte y telecomunicaciones, radioemisoras, estaciones de televisión, diarios, revistas y editoriales, energía, educación, bancos, seguros y entidades financieras en general.

Ahora Carrefour: se trata de una compañía de origen francés fundada en 1959 que opera en diez países: Francia, España, Italia, Bélgica, Polonia, Rumania, China, Taiwan, Brasil y Argentina. En Latinoamérica sólo opera en forma directa en dos países, entre ellos el nuestro. Es la empresa que inventó el concepto de hipermercado.

Además de dedicarse a los negocios que imaginamos o conocemos, esta multinacional hace muchas otras cosas. El balance cerrado el 31/12/2017, estamos hablando de la compañía a nivel global, dice que Carrefour tenía 402 empresas controladas en todo el mundo, en las cuales no se incluyen ninguno de los diez eslabones en los países mencionados. Y que además tenía una participación importante aunque no las controla en 206 empresas más. Las actividades a las que se dedican las controladas y las vinculadas son bien diversas. Los huevos en diferentes canastas para hacer que la tasa de ganancia sea estable en el tiempo.

Según el balance global cerrado en diciembre de 2017, las ventas declaradas ascendieron a 78.897 millones de euros y las utilidades después de impuestos fueron de 2,5% sobre las ventas.

Hay sensibles diferencias regionales en la participación de ventas y sobre todo en las ganancias. América Latina (Brasil y Argentina) explica el 20,3% de las ventas pero el 29,5% de las ganancias a nivel global. América Latina le rinde mucho más que Francia y el resto de Europa.

Cómo aportan Brasil y Argentina por separado no es sencillo de determinarlo porque la insuficiencia o ausencia regulatoria hace posible una creatividad y permisividad sin límites a la hora de confeccionar los balances.

¿Cómo han evolucionado las ventas de Carrefour Argentina?

En la mayor parte de los años, las ventas declaradas crecieron a un ritmo superior que la medición del índice de precios al consumidor. En ventas sigue liderando el ejército de grandes cadenas extranjeras y nacionales.

La empresa argentina es además controlante de otras dos compañías: 1) el Banco de Servicios Financieros S.A. con 60% del capital accionario siendo su socio BNP Personal Finance del grupo Paribas y 2) INC S.A. que se dedica a varias cosas como venta minorista, actividades inmobiliarias, financieras, etc.

Procedimiento preventivo de crisis ... qué crisis ? En 2016 Carrefour Argentina creció su facturación anual en 46% respecto de las ventas de 2015 y en 2017 si bien el crecimiento declarado lo fue por debajo de la inflación, hay que ver la película entera y no sólo un año. La empresa aduce que registra pérdidas operativas. Otra vez: los criterios de contabilización pueden rápidamente convertir las pérdidas declaradas en ganancias que hasta ahora estaban ocultas.

Finalmente, si sus ventas no crecieron al ritmo esperado habría varios frentes a revisar. Uno sin lugar a dudas es el efecto de la política del actual gobierno nacional, otra la competencia a nivel global de las empresas que como Ali Baba o Amazon están devorando porciones de mercado a las empresas tradicionales. También es posible imaginar que desembocar en una situación como esta es en parte fruto de la ausencia de monitoreo estatal sobre el comportamiento de las empresas, las extranjeras pero también las nacionales. No es sensata la inexistencia de luces de alerta a nivel de gobierno, tanto nacional como los gobiernos locales provinciales y municipales. Esto también merece ser debatido.

Fuente: balances de la empresa y estimaciones preliminares.