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Tras reiterados anuncios de funcionarios y autoridades nacionales de que la crisis llegaría a su fin antes del cierre de año, los datos de actividad de octubre volvieron a mostrar fuertes caídas interanuales. La actividad industrial tuvo un saldo mensual de -8%, la mayor caída en el año, y la construcción un -19,2%, de las más altas de 2016.

Los nuevos indicadores se pueden complementar con una serie de informes, públicos y privados, que refuerzan las afirmaciones de algunos analistas que advertían que la crisis no llegaría a su fin en 2016. Según la Universidad de Quilmes, la demanda de productos industriales de fabricación nacional en el mercado interno acumuló entre enero y septiembre una caída de -8,3%. Como contrapartida, se presentó un fuerte crecimiento en los bienes de consumo y automotores importados (del 9% y 25% respectivamente), lo que indicaría un reemplazo de producción nacional por bienes del exterior.

Los indicadores referidos a la construcción van en el mismo sentido. Los despachos de cemento (dato que había sido el puntapié para hablar de los brotes verdes en septiembre) mostraron una caída de -19%, similar al Índice Construya (de las principales empresas constructoras del país) que fue del -19,7%.

En tanto, el repunte de la inflación en octubre (+2%), en conjunto con las intervenciones del gobierno nacional para contener las demandas salariales, anticipan que el consumo no será el motor de la reactivación económica.

Por el lado de las exportaciones tampoco parece reactivarse la actividad, ya que las mismas cayeron un -2% en lo que va del año. La inversión por su parte sigue siendo la de peor performance. Quedará por ver los anuncios de incrementos de la inversión pública para el 2017, a costas de mayor endeudamiento.

En suma, todos los indicadores económicos muestran un deterioro, lo que anuncia que la caída acumulada hasta agosto del PBI de -2,4% podría incrementarse hacia fin de año.