Esto no es una comparación de estilos. Tal vez la selección que forje Patón no tenga nada que ver con aquella del Narigón. Es bastante probable. Pero ya coincidieron en algo: lo primero fue mimar al mejor de todos.

Apenas asumió como DT de la albiceleste, en 1983, Carlos Salvador Bilardo unió Buenos Aires con Barcelona. Subió a un avión y se embarcó solo, como lo hizo Bauza esta semana, aunque después se sumó el por entonces periodista de la revista El Gráfico, José Luis Barrio. El doctor no tuvo inconvenientes en compartir su gira por Europa con el privilegiado cronista, pero se reservó para si mismo la primera reunión. Sin testigos, le comunicó a Diego Maradona, futbolista del Barcelona, que se convertiría en el nuevo capitán del seleccionado nacional. Al Diez se le llenó el pecho de orgullo y aunque recién se puso la camiseta y la cinta dos años más tarde, lo hizo en su mejor versión para posteriormente festejar el campeonato del mundo.

Más de tres décadas después, Edgardo Bauza repitió el itinerario. Apenas fue confirmado en el cargo avisó que lo primero sería reunirse con Lionel Messi en la ciudad catalana. La Pulga ya era capitán y dueño de la camiseta número diez, aunque había decidido archivarla. Entonces el flamante entrenador no pudo endulzarlo de la misma forma que lo había hecho Bilardo con Diego, pero igualmente consiguió el resultado deseado. Aunque declaró que solamente se sentaron a charlar de fútbol, horas después llegó la mejor noticia. 

El crack rosarino decidió volver a la selección que nunca dejó para ayudar "desde adentro" a mejorar la situación del fútbol argentino. Entendió que lo mejor era ser parte de la solución y no convertirse en un problema. Dicen que nada le confirmó al nuevo entrenador en el encuentro cara a cara. Que el "sí" llegó luego vía telefónica. Poco importa.

Lo que Bauza y Messi hayan pactado en España quizás sea un secreto por años. Algo habrá hecho el Patón para que aquel "no es para mí" que Leo disparó antes de retirarse del Met Life Stadium se convierta más rápido de lo esperado en un esperanzador "amo demasiado a mi país y a esta camiseta". O posiblemente el trabajo ya estaba hecho. Pero mientras la respuesta permanezca oculta, habrá que anotarle un poroto al Patón. El primero en su nueva travesía como DT. Ojalá, como con Bilardo y Diego, la historia tenga el final más feliz.