Cuando faltan pocos días para el cierre de candidaturas nacionales -el próximo 24 de julio- el gobierno nacional se apresta a cerrar filas en todos los distritos para tratar de consolidar un triunfo en septiembre, en las elecciones generales de medio término. Son comicios trascendentes para cualquier gobierno, pero más aún en este contexto de pandemia donde ninguno de los consultores se anima a proyectar demasiado en torno del humor del electorado.

El presidente Alberto Fernández y la vice Cristina Kirchner saben que están donde están porque depusieron actitudes, juntaron todo lo que se podía juntar -incluido por supuesto a Sergio Massa- y se preparan para repetir los éxitos. Lo están logrando en la mayoría de los distritos, incluido en el que manda el siempre resbaloso Juan Schiaretti. De hecho en Córdoba las conversaciones para el armado de candidatos de listas nacionales está muy avanzado.

Pero está costando Santa Fe donde el gobernador Omar Perotti impulsa como primer candidato a senador nacional a Roberto Mirabella, su hombre de máxima confianza. El problema es que no se trata de un nombre indiscutido ni con una proyección natural propia. Por eso María de los Angeles Sacnun entiende que es ella que la debe encabezar esa misma nómina. Tampoco se está ante una candidata con un caudal propio de votos que pueda cerrar el debate sin discusiones, pero sí tiene el respaldo y la confianza la presidenta del Senado Nacional. “La cuestión aquí es ver hasta dónde están dispuestos a ir Perotti por su lado y Crisitina por el otro impulsando a sus candidatos para Santa Fe”, dijo un experimentado dirigente peronista de la provincia que advierte el peligro de una PASO si no se alcanza la unidad.

En cercanías del gobernador santafesino advierten que “a todos los gobernadores peronistas los dejan decidir sus nombres pero en Santa Fe quiere influir nación en los nombramientos, le quieren armar una interna a Perotti”, se quejan. Pero del otro lado argumentan que no quieren enfrentar al mandatario provincial sino sumarlo que sea “una expresión genuina también del proyecto nacional”. Y subrayan la necesidad de que la estrategia sea la de “nacionalizar” la elección en lugar de “provincializarla”.

Como siempre hace el peronismo, si no encuentra una salida entre estos dos candidatos podría optar por un tercero que destrabe el conflicto. Y para ese lugar hay un solo nombre: Agustín Rossi. Pero el ministro de Defensa ha dejado en claro que no quiere ser “el candidato de todos”, pero se sabe que un operativo clamor puede ser irresistible. Esta semana, en su paso por la fábrica militar de Fray Luis Beltrán Rossi fue muy tajante: “El peronismo en Santa Fe vino a hacer una experiencia virtuosa que llevó a Omar Perotti a ser gobernador de esta provincia. Tenemos que conformar una buena lista de senadores y diputados, una lista de unidad, somos gobierno nacional y provincial, los argentinos creo que nos van a acompañar en estas elecciones”. Rossi destacó que “tanto el presidente como el gobernador, han desarrollado su gobierno durante la pandemia, y creemos que todo ese esfuerzo que se ha hecho, sobre todo en relación con la gestión anterior, va a ser reconocido por los argentinos que nos volverán a votar”, afirmó.

Habrá que esperar unos días más para saber si la sangre llegará al río o si las negociaciones logran cerrar las filas del Frente de Todos que se juega la gestión nacional y la provincial en estos raros comicios de medio término.