La lectura sobre el comportamiento de la recaudación fiscal nacional, provincial y municipal que aparece en la prensa, inducida por la interpretación primaria que hacen los gobiernos, en especial el de Cambiemos, merece mayor y mejor dedicación que la conocida.

La lista de recomendaciones que podría enunciarse para mirar la calidad y no la cantidad de lo recaudado es muy amplia. Sólo a título de ejemplo vamos a mostrar algunas cuestiones referidas a la recaudación del impuesto al valor agregado (IVA). Este impuesto alcanza a la casi totalidad de los bienes y servicios que se comercializan en el país. Funciona de manera muy sencilla.

Quienes venden agregan al precio básico el impuesto, quienes compran pagan un precio básico más el impuesto. Hay sujetos responsables inscriptos frente al IVA y sujetos que sólo se reducen a pagarlo sin necesidad de rendir nada ante el fisco.

Los responsables inscriptos ante el impuesto comparan mensualmente el IVA contenido en sus ventas (débito fiscal) con el IVA contenido en sus compras (crédito fiscal) y la diferencia, tendencialmente positiva (débito mayor al crédito), la depositan a favor de Afip.

A veces, el responsable ante el impuesto sufre retenciones porque sus compradores se las practican al momento en que les cancelan las facturas. Otras veces deben pagar a sus proveedores, además de la tasa general o especial del impuesto un adicional, las percepciones.

En cualquier caso, la relación entre el débito y el crédito fiscal del IVA constituyen un universo más complejo que la simple cuenta de cuánto se recauda. En todo caso la relación entre el débito y el crédito muestra el margen bruto con el que trabajan las empresas en cada rama de actividad.

Dado que en los últimos años no ha habido ningún cambio relevante en el régimen normativo del IVA, puede mirarse con detenimiento el comportamiento del débito fiscal, que es una imagen especular del devenir de las ventas gravadas en el impuesto. O sea: el débito muestra cómo evolucionaron las ventas declaradas gravadas en el impuesto, por lo que constituye un muy buen termómetro del nivel de actividad económica.

El gráfico se propone ver el comportamiento de las ventas, a través del débito fiscal, comparando cada trimestre con el homónimo del año inmediato anterior. Pero como hay inflación, hay que agregar lo que pasó con los precios. En este punto, el único índice utilizado por el actual gobierno nacional que está vigente desde inicios de 2014 es el que mide la Dirección de Estadística de la Caba.