El año cierra de la peor manera en la región: un centenar de trabajadores se enteró dos días antes de la Nochebuena que perdieron su empleo. Los despedidos en Fabricaciones Militares de Fray Luis Beltrán, los telegramas confirmados en Vasalli de Firmat y una láctea de la localidad de Díaz; conforman un panorama negro largamente anunciado como consecuencia irreversible del descuido al mercado interno y la falta de incentivo a la producción que representa la altísima tasa financiera fijada por el Banco Central para “secar” la plaza. Es la macroeconomía, “estúpido”, se podría improvisar parafraseando a Bill Clinton. Y como dijo el gobernador Miguel Lifschitz, todo en un marco de “crueldad innecesaria” en referencia a la fecha en la que se decidieron enviar los telegramas. De una perversión pocas veces vista.

La insensibilidad del gobierno ha quedado plasmada en más de una acción, pero el más reciente impulso a la exacción disfrazada de reforma jubilatoria; está por encima de cualquier medida antipopular en la que se piense. El presidente Mauricio Macri insistió el fin de semana que él está comprometido a “cuidar a todos los argentinos”. Es sólo una frase de ocasión porque resulta muy difícil explicar que se está cerca de la gente cuando el Estado sale a buscar 124 pesos por mes y por hijo de una asignación para los más vulnerables que no pasa de los 1.600 pesos. O los 750 pesos que dejarán de ganar los jubilados de la mínima a partir de la modificación del cálculo de los aumentos estipulados por ley. Insisten en Cambiemos que los pasivos “no van a perder plata”. Nunca se explica de qué manera entonces se piensan ahorrar esos 100 mil millones de pesos que irán principalmente a la gobernador María Eugenia Vidal en Buenos Aires y otros pocos miles a los otros 22 gobernadores argentinos que firmaron esa vergonzosa capitulación llamada Pacto Fiscal. 

Para el gobierno siguen los éxitos y encara unas fiestas en las que las principales espadas del presidente tendrán sobrados motivos para todo tipo de brindis. Tras los desmanes que angustiaron a todos los argentinos derivados de la obcecación de imponer el recorte a los jubilados, Cambiemos se impuso en todas las votaciones en la cámara más díscola que es la de Diputados. La reforma jubilatoria la ganó por escasos 10 votos, pero en el Presupuesto 2018, el Pacto Fiscal y las demás leyes complementarias se impuso en las votaciones por más de 100 votos. “Cuando entra la punta, entra todo”, decía chabacano esta semana un legislador nacional de la oposición.

El gobierno sabe que se gastó unas cuantas fichas de su capital político en esta “patriada” de sacarle a los más débiles. Pero también conoce que tiene todo el campo libre por delante: Un peronismo fragmentado hasta lo impensable y una CGT que tambalea entre sus tribulaciones conforman un panorama inmejorable para las chances del oficialismo que se dispone a exprimir al máximo el año que viene donde no habrá elecciones en el horizonte cercano.