Uno de los datos económicos más relevantes por su tangibilidad y su implicancia sobre la calidad de vida de todas y todos, es la evolución comparada de precios y salarios. Si los precios crecen (inflación) por encima de los salarios, estamos ante un empeoramiento de la calidad de vida de los perceptores de salarios (la gran mayoría de las y los habitantes) que se puede manifestar de tres modos: a) la renuncia directa al consumo de determinados bienes y servicios o su reemplazo por otros de menor calidad; b) la renuncia a la constitución de ahorros a través de los que se proyecta un incremento posterior en la calidad de vida; c) la toma de deuda (a través de Bancos y/o tarjetas de crédito) que permite mantener el acceso a los bienes y servicios deseados comprometiendo las posibilidades de supervivencia futuras.

Por supuesto que los efectos negativos de una reducción en el poder de compra de la mayoría de un país no se terminan ahí. La dinámica de la economía actúa como un circuito que virtuosa o viciosamente se retroalimenta. En este caso, si hay menos ingresos, hay menos consumo, hay menos producción, no hay inversiones, hay despidos, hay menos trabajadores con ingresos, luego, hay menos ingresos, y desde aquí se puede repetir esta especie de mantra macroeconómico.

Hicimos el ejercicio de comparar las primeras mitades de los últimos cuatro períodos presidenciales de la Argentina en materia de precios y salarios. Encontramos que el actual mandato, con la presidencia a cargo de Mauricio Macri, presenta dos características novedosas en relación a los tres anteriores: durante el actual gobierno se produjo no sólo la tasa de inflación más alta de todas las presidencias, sino que, además, es el único período en el que los salarios crecieron por debajo de los precios.

Para los más curiosos y entrenados lectores, para calmar la ansiedad mientras seguimos esperando una lluvia de inversiones que jamás llegará en estas circunstancias, les dejamos esta pequeña referencia sobre las fuentes utilizadas. Los datos salariales fueron extraídos de la información proveniente del SIPA (Sistema Integrado Previsional Argentino) publicada en la web del Ministerio de Trabajo de la Nación y refieren a los trabajadores registrados. Según el INDEC la evolución de los salarios de los trabajadores del sector público y de los trabajadores no registrados fue menor, por lo que ese 70% debe tomarse como un máximo. La evolución de los precios, por su parte, combina diferentes índices con la pretensión de evitar considerar aquellos relevamientos que fueron cuestionados por su metodología o por su veracidad (IPC-GBA en épocas de Moreno, e IPCNU sobre el final del segundo mandato de Cristina Fernández). Los índices utilizados fueron: IPC-GBA (INDEC) desde mayo de 2003 hasta diciembre de 2006; IPC 9 PROVINCIAS (CIFRA) desde enero de 2007 hasta diciembre de 2013, IPC-CABA (DGEyC) desde enero 2014.