El gobierno de Mauricio Macri ha ingresado en un tramo de la gestión en el que ya no tiene vuelta atrás: o comprende que profundizar un plan económico en el que aumentan las tarifas y los alimentos al mismo tiempo destroza cualquier acuerdo social y político; o bien acelera hacia la enorme pared que ya empieza a visualizarse.

No hay que ser demasiado apocalíptico para ver este escenario: la CGT y los movimientos sociales acaban de decirle al gobierno que ya no es posible sostener el acuerdo y la paz social pautada si no hay gestos oficiales que empiecen a cuidar a la gente. Por ahora, lo único que perdura es el entendimiento por necesidad con los gobernadores, pero fue puesto en serio riesgo tras la decisión de la Nación de no convocar a paritarias nacionales para los docentes.

Lo que se ve hasta el momento es un presidente que se esfuerza por mantener la hegemonía. Macri cree –por los datos que le suministran- que a pesar del pésimo momento económico y la falta de resultados; el oficialismo tiene chances serias en las elecciones de mitad de año. Pero si la única estrategia sigue siendo responsabilizar a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner de todos los males, es un plan de corto alcance. Una cosa es creer o sostener que la ex mandataria tiene que dar explicaciones en varias causas judiciales que la involucran; y otra muy distinta intentar hacerle creer a la sociedad que las inversiones –y por lo tanto el bienestar nacional- no llegan porque Cristina no está presa todavía.

Es lo que intentó el diario Clarín esta semana que, seguramente, tiene más motivos que Macri para querer ver presa a Cristina. ¿Cómo vuelve un periodista de nombre y firma de una rotunda desmentida de un ex jefe de Estado de extensa popularidad y fama mundial? En la prensa argentina de hoy, sin ningún problema. Ni siquiera tendrá que dar explicaciones de por qué escribió que Felipe González le preguntó a Macri en España en una reunión privada, por la suerte de la ex mandataria y además supuestamente condicionó la llegada de inversiones extranjeras al país a la condición de presa de Cristina. “Tengo 50 años de político y aún hay cosas que me siguen sorprendiendo”, dijo el líder del Partido Socialista Obrero Español al comenzar su larga desmentida que tuvo que ser publicada por el diario argentino.

El mal momento de Macri, la falta de crecimiento político cómo líder de Sergio Massa; sin duda ponen al establishment en una situación de nerviosismo. Pero nada de eso indica que haya un camino abierto para el regreso del kirchnerismo. Sin una base amplia de todo el peronismo, sin una lectura autocrítica correcta de muchos dirigentes y sin una adecuada síntesis electoral, la oposición continuará a la deriva.