El presidente Macri, que en campaña electoral había prometido la eliminación del impuesto a las ganancias sobre el salario de los trabajadores ha sido mal interpretado por la sociedad. El mensaje debiera haber sido leído del siguiente modo: como muchos trabajadores y trabajadoras se quedarán sin empleo o verán reducidas severamente las horas de trabajo, ya no tendrán que preocuparse por el impuesto a las ganancias. De este modo quedarán fuera del peso inquisidor del Estado porque pasarán a ser trabajadores libres, simplemente por falta de ingreso.

El proyecto preparado por el Poder Ejecutivo tiene un conjunto de parámetros clave en relación a la 4ª categoría del impuesto, que son los siguientes:

  1. Elevación del mínimo no imponible y la deducción especial en 15% respecto de los valores vigentes desde el 1 de enero de 2016.
  2. Eliminación de la deducción por cónyuge.
  3. Baja de la edad de los hijos deducibles del impuesto, de 24 a 18 años.
  4. Modificación de las escalas o tramos de ingreso, aunque siguen desasociadas a los tramos reales de ingreso.
  5. Incorporación de nuevas alícuotas en el tramo inferior. En la actualidad 9% y en la propuesta 5%.

En caso de ser aprobado, la consecuencia será que muchos más trabajadores estarán afectados por el impuesto y en consecuencia su poder de compra no sólo se verá afectado por la continuidad inflacionaria sino adicionalmente por la detracción del impuesto sobre su salario.

La información pública disponible es escasa, pobre y de mala calidad. No obstante y merced a un fino trabajo de búsqueda del tesoro puede llegarse a dimensionar el efecto de la reforma propuesta. Según la información publicada por Afip en sus estadísticas tributarias anuales de 2015, ampliada por los boletines de la seguridad social también disponibles tanto en la página del organismo como del ministerio de trabajo referidas al período enero-septiembre de 2016 y fuentes complementarias como Indec o la cámara que agrupa a las aseguradoras de riesgos del trabajo, puede armarse un cuadro de situación con ciertos márgenes aceptables de error.

El siguiente cuadro permite ver, para los y las trabajadoras pertenecientes al sistema integrado previsional argentino – Sipa, la composición del número de ellos y sus remuneraciones brutas y de bolsillo promedio para el período enero-septiembre de 2016. Esto significa que excluye a quienes pertenecen a otros regímenes tales como los provinciales de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, así como obviamente a los trabajadores no registrados.

Este cuadro permite ver en términos aproximados el número de personas alcanzadas por el impuesto, incluidas en el Sipa, a lo cual habría que agregar los que –tal como antes se señaló- están en otros regímenes previsionales. De allí surge que las personas cuyo ingreso de bolsillo supera el mínimo no imponible más la deducción especial que pertenece a la franja alcanzable por el impuesto suma -para el presente año- algo más de 2.200.000, de las cuales es probable que una parte tenga saldos a pagar iguales a $ 0. A ello habría que agregarles el caso de las personas no pertenecientes al Sipa.

¿Cual será el efecto de los cambios propuestos por Cambiemos? Esto depende de varias cosas, una de las cuales es el nivel de empleo. Todo indica que en 2017 no va a haber creación de empleo o si la hubiere sería a una tasa casi descartable. En consecuencia y suponiendo escenarios con niveles de inflación y tasas de incremento salariales fruto de procesos de negociación colectiva, lo previsible es que se incorporen al régimen un conjunto de nuevos trabajadores hasta ahora no afectados por el impuesto.

El cuadro siguiente imagina un escenario con un ajuste salarial promedio de 25%. Si las negociaciones salariales fueren realmente exitosas, superarían tal guarismo. Por lo tanto se trata de un escenario conservador. Este determinaría que el número de afectados por el impuesto se aproximaría a las 2.700.000 personas, esto es unas 500.000 más que en el presente 2016.