En tanto Macri trata de esquivar, con ayuda de los medios de comunicación masivos, los efectos del Panama Gate y la suba exponencial de tarifas, el sábado pasado anunció un paquete de medidas sociales para paliar los efectos del ajuste. Las principales refieren a:

  1. Ampliación de las Asignaciones por hijo, por embarazo, por hijo con discapacidad y la ayuda escolar anual a monotributistas que facturen hasta 33 mil pesos, y a trabajadores temporarios. 
  2. Devolución de IVA a beneficiarios de la AUH y jubilados con la mínima en productos de la canasta básica (hasta 300 pesos de exención).
  3. Un pago por única vez de 500 pesos a los beneficiarios de la AUH. 

Una serie de puntos ponen en duda la efectividad y magnitud de los instrumentos anunciados. En principio una cuestión de tiempos y magnitudes. Al igual que sucede con las paritarias que aún no se han concretado, los beneficios anunciados corren muy por detrás de la inflación. Los efectos de la devaluación y suba de tarifas en los precios ya llevan cuatro meses y acumulan un crecimiento del 18% (es decir un recorte cercano a un quinto de la capacidad adquisitiva de los ingresos). Como las medidas sociales todavía no “largaron”, y la magnitud del ajuste de precios es tan elevado, en el momento que se efectivicen, muy difícilmente recuperen lo perdido en estos cuatro meses, más la inflación anual de 2015. 

Por otra parte, la extensión de la AUH a monotributistas es menor a la anunciada si se considera que este mes se incrementaron los aportes de dichos contribuyentes. Los incluidos dentro del paquete social de Macri (hasta categoría B), son los que más han sufrido el aumento por ser de suma fija e igual para todas las categorías. Así, la medida anunciada, además de compensar el incremento en el costo de vida, debería alcanzar para compensar el incremento en lo que deben pagar los beneficiarios a la AFIP. Difícilmente esto suceda. 

Otro punto que condiciona la magnitud del impacto de las medidas anunciadas, es que la devolución parcial del IVA ya se implementa y de forma universal para todos los usuarios de tarjeta de débito (cerca del 5% de devolución). Todavía no se aclara si los 300 pesos de descuento en las compras contemplan o no la existente devolución. Por otra parte, la efectividad de este instrumento está condicionado por los hábitos de consumo de los sectores beneficiarios. Muchos de ellos compran en almacenes de barrios no bancarizados, donde la relación de cercanía les permite contar con ventajas, como el “fiado” indispensable para llegar a fin de mes. 

Las políticas anunciadas fueron catalogadas por un gobernador de Cambiemos como “activas” y “lejos del populismo”. El mote parecería correcto si por populismo se entiende la implementación de políticas sociales con efectos reales en los sectores más vulnerables de la población. Quizás la expansión más grande de la AUH del gobierno de Macri se dará con el crecimiento del desempleo, cuando muchos empiecen a engrosar la fila de beneficiarios de la asignación.