Con el mismo tono de pantalón, camisa y saco, el presidente Mauricio Macri y el gobernador Miguel Lifschitz parecían gemelos en la inauguración de la Expoagro. Ninguno de los dos mostraba signo alguno del entrevero que tensó la relación entre ambas gestiones, por la conferencia de prensa de la ministra Patricia Bullrich sobre los procedimientos contra el narcotráfico en Rosario, incluidos los cruces por la aplicación del “protocolo antipiquetes”.

De alguna manera ya lo había adelantado el diputado provincial Eduardo Di Pollina: “Lifschitz es el gobernador, no es ni opositor ni oficialista respecto del gobierno nacional. Pero desde el socialismo no ocultamos nuestras diferencias políticas con el gobierno de Cambiemos”.

“La sangre no debe llegar al río”, graficó el Jefe de Gabinete de ministros Marcos Peña consultado por esta misma relación. Y parece que el guión va a ser ese. Lifschitz preservará la relación institucional y sus ministros y dirigentes marcarán las diferencias con el PRO que ya ha mostrado sus intenciones en Santa Fe para el futuro que viene, de la mano del radical José Corral.

Por su parte, los legisladores nacionales de Santa Fe que no corresponden ni al PRO ni al Frente Progresista, esperaban una mayor definición del gobernador Lifschitz y del socialismo en general respecto de la encrucijada por los fondos buitres. “Resulta que nosotros vamos a quedar como los que empeñan a la patria y los gobernadores que esperan ser beneficiados por los créditos internacionales que vengan, no terminan de hacer pública su opinión”, se le escuchó decir a uno de los peronistas no kirchneristas que tendrá que emitir su voto la semana próxima.