En las últimas décadas, se está produciendo un exponencial incremento de enfermedades que tienen como causa principal al sedentarismo (obesidad, diabetes, osteoporosis, hipertensión, por citar algunas). La medicina, mediante prescripción, está revalorizando la actividad física como agente de prevención y tratamiento.

¿Por qué aparece esta problemática? Porque el avance tecnológico es mucho más rápido que las modificaciones genéticas impuestas por el medio ambiente. El ser humano se adapta en no más de algunos días o meses a la tecnología, pero la modificación genética puede llevar miles de años.

Consideremos que acarreamos 80.000 generaciones como cazadores-recolectores, 350 generaciones de la Revolución Agrícola, 8 generaciones de la Revolución Industrial y 3 generaciones de la Era Digital.
Nuestro diseño genético entonces, obedece al del Hombre Paleolítico: hombre cazador, presa, recolector y nómade, es decir, dependiente de su físico y de su movimiento, por lo tanto nuestro diseño genético es para el movimiento. 

La hipokinesis, la ingesta abundante de alimentos con elevados niveles de grasas y azúcares van en contra de nuestra naturaleza. Por ello, hace muchos años, el cuatro veces propuesto para el Premio Nobel en Medicina Rudolph Virchow advirtió que “las epidemias se producen como consecuencia de alteraciones en la conducta humana”.
 
¿Cuál es la alteración en la conducta humana hoy? Entre las más importantes, el sedentarismo. ¿Cuáles son las epidemias en consecuencia? Entre otras, la hipertensión, la obesidad, la osteoporosis y la diabetes, como mencionamos anteriormente.

Por otra parte, la sociedad es cada vez más longeva y la aparición de estas enfermedades se da cada vez más tempranamente, dado que se van desarrollando desde la niñez si los hábitos son inadecuados. Por este motivo, no se debe circunscribir la mirada solo a personas adultas para disminuir los riesgos de aparición de estas enfermedades, también llamadas "de la civilización". Es urgente incorporar actividad física regular en todas las edades, sostenida en el tiempo, segura y atractiva, y dosificada por profesionales de la especialidad.

La ausencia de actividad disminuye la capacidad de adaptación a cualquier compromiso corporal, lo que va generando un círculo vicioso: "cómo me cuesta moverme, cada vez me muevo menos, y como me muevo menos, cada vez me cuesta más moverme". Estos estilos de vida constituyen una de las causas más frecuentes de muerte, morbilidad y discapacidad, erigiéndose como el segundo factor de riesgo más importante de mala salud después del tabaquismo.

Por ello, la estrategia mundial de la Organización Mundial de la Salud sobre régimen alimentario, actividad física y salud, surgió como respuesta a la petición de los Estados miembros de asesoramiento para el desarrollo de medidas a nivel individual, comunitario, nacional y mundial que, adoptadas conjuntamente, llevarán a la creación de un entorno favorable para reducir las tasas de morbilidad y mortalidad asociadas a una alimentación poco sana y a la falta de actividad física.

Son miles de millones de pesos, dólares o la moneda que sea, que los estados erogan anualmente en la atención de estas epidemias evitables. Entonces, cuánto más beneficiosas resultan unas gotas de prevención frente a un mar de medicamentos, cuanto más económico sería invertir seriamente en la niñez en generar hábitos de movimiento, incrementando la frecuencia y calidad de la Educación Física escolar, el acceso a deportes y un ambicioso plan nacional de movimiento y conducta saludable para todas las edades, accesible, segura y eficiente.