No parecen ser muchos los rosarinos que saben el origen de la calle Balcarce, esa que corre entre bulevar Oroño y Moreno. Fue el apellido de Juan Ramón, un general unitario que, en enero de 1819 y a las órdenes del director supremo Juan Martín de Pueyrredón, mandó a sus tropas a quemar los 180 ranchos que componían "el Rosario", tal la aldea que en ese entonces era la ciudad actual. Balcarce incendió el poblado antes de emprender la retirada, sitiado como estaba por los gauchos bravos del brigadier Estanislao López.

Ese momento de la historia propia, inadvertido para la mayoría, movilizó al periodista Horacio Vargas a narrarlo y, luego, a seguir hurgando hacia atrás, y seguir narrando en clave de no ficción, el mix de periodismo y literatura que inauguró Rodolfo Walsh con su Operación Masacre. Y así llegó Vargas a publicar a través de Editorial Homo Sapiens Desde el Rosario, una crónica histórica que presentó este martes en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa (San Martín 1080), acompañado por los periodistas Pablo Feldman y Carlos Del Frade, quien a su vez es diputado provincial, como también Antonio Bonfatti, que también estuvo allí, y el historiador Rafael Ielpi.

Vargas empezó con esta singular idea hace por lo menos un lustro, y en ese afán se hizo de la rutina de consultar y volver a consultar los documentos de época que registra el Archivo General de la Nación, el Archivo de Historia Provincial, el Museo Histórico Provincial Julio Marc y la Biblioteca Argentina Juan Alvarez. Por ese rigor de la documentación, Vargas aclara que su libro no es de historia académica pero sí tiene la solidez del dato comprobado. Una necesidad de su oficio periodístico. Vargas trabaja como jefe de Redacción en el diario Rosario/12.

Al libro lo motivó una de tantas invasiones porteñas al territorio rebelde y autónomo de la Santa Fe federal y artiguista. Hasta que la expedición de Balcarce "se encontró un importante general federal, negro, gaucho y malo que se llamaba Estanislao López, un guerrero excepcional, con una cualidad de su ejército de indios y gauchos: el entrevero. Bajarse de los caballos y darle cuerpo a cuerpo, y si vienen más nos vamos", resumió el autor.

Y de allí hurgó hacia atrás en la historia desconocida del Pago de los Arroyos. El capítulo dedicado al primer cronista de la aldea, Pedro Tuella, lo escribe en primera persona. Asimismo narra Manuel Belgrano en persona, cuando en febrero de 1812 llegaba a Rosario camino al norte a defender la penetración realista desde el Alto Perú pero hacía escala aquí, donde izaría por primera vez la bandera. Rescató historias ignotas como la de Romero de Pineda, el primer poblador de estos pagos, un mercader de hacienda que hacia el 1600 recibió por gracia de la corona española una parcela en estas pampas: entre los actuales arroyos Ludueña, Saladillo y el río Paraná, y hacia el oeste hasta llegar a Córdoba! O si no, La Tucumanesa, la amante de un alcalde del siglo XIX a quien éste la golpeaba porque ella había peleado en las invasiones inglesas; o la vez que una patrulla de Artigas desalojó a las autoridades locales por no ser partidarias del caudillo de la Banda Oriental.

Horacio Vargas escribió antes de este los libros Crónicas de Rosario, El Negro Fontanarrosa, Fito Páez, la vida después de la vida,  Reutemann, el conductor  y el fascículo La Trova Rosarina. Sin dudas, la rosarinidad es su musa.

Desde el Rosario llega en vísperas de cumplirse 200 años de aquella fuga incendiaria de Balcarce. Un libro para asomarse a postales sabrosas de aquellos años de exploración y guerra civil, como para contrarrestar esa fama de que Rosario no tiene historia propia, mito forjado por la mirada del centralismo porteño, de contar el país desde la metrópoli.