La AFA tiene temor a una represalia judicial de Comtec, la empresa israelí organizadora del partido suspendido entre la selección nacional y la de Israel. El frustrado amistoso en Jerusalén no terminó cuando el presidente de AFA, Claudio Tapia, confirmó la suspensión y pidió disculpas: ahora debe resolverse qué se hace con el dinero que Argentina cobró.

Por el momento, la AFA se niega a devolver los 2 millones de dólares y ofrece jugar en noviembre. A Israel y la empresa organizadora no le cierra, incluso la Federación de Fútbol israelí no se quedará de brazos cruzados y pide sanciones para la slección de Lionel Messi.

Por otro lado, el controlador del Estado de Israel, Yosef Shapira, que fiscaliza las decisiones de organismos públicos, investigará las decisiones de la ministra de Cultura y Deportes, Miri Reguev, en relación al amistoso de fútbol con Argentina previsto para el sábado y cancelado.

En un primer momento, su oficina informó de que se investigaría el reparto de entradas, después de registrarse quejas por el hecho de que solo un tercio de las disponibles saliese a venta pública (lo que hizo que se agotasen en 20 minutos), pero ahora se investigará también todo el proceso de decisiones sobre el partido y su traslado de Haifa a Jerusalén.

Medios israelíes consideran que el cambio de ubicación se hizo para hacer del partido una utilización política (promocionando la aceptación internacional de Jerusalén como capital del país, reconocimiento del que no disfruta en la mayoría de la comunidad internacional) y que fue uno de los factores que llevó a su cancelación.