¿Cómo logró un joven ingeniero que vive en Buenos Aires ser éxito en 30 países y firmar un contrato en Hollywood? Con una historia de intriga, crimen y existencialismo, que bien narrada no deja ir al lector: un hombre a punto de quitarse la vida, una zariguella y una carta son algunas de las claves de La última salida, libro que Federico Axat acaba de presentar en el país.

Las vueltas editorialistas llevaron a que el escritor e ingeniero haya sido reconocido primero en Europa y Estados Unidos, con sus novelas anteriores Benjamín y El pantano de las mariposas, y finalmente desembarque en su propio país. En la previa a la firma de ejemplares y reunirse con sus primeros fans locales, en la Feria del Libro de Buenos Aires, Axat contó a Rosarioplus.com cómo consiguió tanto éxito con su thriller psicológico.

La historia es un espiral de misterio, que vuelve de tanto en tanto a un mismo punto de partida, que el propio Axat describió “como si fuese un laberinto de espejos, ya que algo parece de una forma y luego no lo es”.

El protagonista es Ted McKay, un hombre rico que tiene una familia perfecta, una esposa y dos hijas adorables, por lo que resulta impredecible que quiera suicidarse. Pero una serie de acontecimientos extraños, entre lo onírico, el policial y la psicología, se suceden a lo largo de una historia finamente construida. La pregunta que queda flotando es quién maneja los hilos de esta historia. 

Federico Axat reconoció que, a pesar del éxito ya cosechado, y de ser considerado por algunos “un sucesor de Stephen King en España”, es un novelista incipiente que con esta obra busca desembarcar en el ecosistema argentino. “Es extraño tener fama internacional y comenzar ahora a tener fama en mi propio país”, analizó. Confesó: "Es muy lindo entrar en las librerías y ver tu libro. Vuelvo a los momentos en que empezaba a escribir y venía a esta misma Feria del Libro como un desconocido”.

El novelista reconoció haberse inspirado en series como Criminal Minds y CSI, películas como The Game y The Box, El Club de la Pelea o La Isla. El éxito logrado con su libro y la escritura visual fueron clave para que su libro también se vuelva película. Tras la ineludible pregunta sobre su contrato con Hollywood, sólo lanzó: “Sé quién la va a dirigir pero no me dejan decirlo”. 

El cine marcó su estilo sin dudas, y hasta analizó que tuvo “más influencia en la forma de contar y estructurar la historia que los autores literarios”. Y como la ansiedad invita a la imaginación, saber que su libro será película llevó a su presentador en la Feria, Nicolás Artuzzi a sugerirle los posibles protagonistas: “Bradley Cooper puede ser el protagonista, y Rachel Mc Adams o la de Expedientes X, Gillian Anderson, su psicóloga”. Habrá que esperar y ver, claro.

Sobre su comparación con la pluma de Stephen King, reconoció “haber copiado el estilo, sobre todo en un comienzo en mi primera novela”, aunque también apuntó que es fanático de las historias de Michael Connelly.

Consultado por la decisión de escribir en un español neutro, más de España o de traducción del inglés que de la Argentina (y que se repite en sus tres novelas), aclaró que “es circunstancial". Amplió: "Simplemente me gusta escribir de ese modo, pero no lo siento como ninguna atadura a futuro”.

Y aunque quien lea La última salida piense que la trama está milimétricamente calculada, Axat reconoció que no planifica la historia en un organigrama, sino que se deja sorprender por el devenir de la historia, ya que “al igual que King, escribo bajo el vértigo del riesgo al fracaso, y los personajes van mutando en forma caótica”.

Consideró además que “en el proceso creativo hay una intuición, un impulso de la voz interior que no me falló”, y la clave, aseguró, fue no contaminarse con las opiniones ajenas. De este modo, “escribir, como todos los órdenes de la vida –aseguró convencido– es como uno siente, no como te exigen que lo hagas. Eso lo ve el lector y espero que sirva para aplicarlo en sus vidas”.

Ahora se embarcó en escribir una nueva novela, y prometió conseguir lo que en su última nuevamente: “Que no se desinfle el globo sino que explote y el lector necesite repensar la trama al terminar de leer”.