La jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, renunció a ser querellante en la investigación por la muerte de su ex esposo y padre de sus dos hijas, el fiscal del caso AMIA Alberto Nisman. En un escrito presentado ante el magistrado Julián Ercolini aludió a cuestiones de necesidad familiar.

"La presente decisión se impone, a esta altura, ya impostergable, ante la necesidad de adoptar medidas tendientes a garantizar la protección y salvaguarda del núcleo familiar primario de quien en vida fuera Natalio Alberto Nisman", sostuvo la magistrada en el escrito al que accedió Télam.

Tras la muerte del fiscal, Arroyo Salgado se presentó como madre de sus dos hijas como querellante en la investigación por la muerte, al igual que la progenitora del ex jefe de la Unidad Fiscal AMIA, Sara Garfunkel, quien quedó ahora como única querellante en la pesquisa a cargo de Ercolini y delegada en el fiscal federal Eduardo Taiano.

En un escrito, la jueza aludió al "impacto emocional causado por el hecho objeto de la investigación cuyas secuelas persisten al día de hoy", mencionó amenazas pasadas y actuales y sostuvo que existe "apremio de reconstruir en la actual coyuntura el proyecto de vida personal, familiar y profesional resquebrajado".

"Todo esto de manera tal de sobreponer la vida, salud, seguridad y bienestar de la familia postergados en pos del esclarecimiento de aquella muerte, cuyas singulares circunstancias demandaron un inconmensurable esfuerzo y sacrificio que fue más allá del curso natural de las cosas", agregó.

En tanto, la ex esposa del fiscal aludió a un "escenario de amenazas previas y posteriores al hecho", aún no esclarecidas y "recurrentes al día de la fecha" y hacia el final del escrito sostuvo la necesidad de "priorizar la paz y espiritualidad del núcleo familiar".