El diseñador francés Adrien Herve-Pellissier tuvo una revolucionaria idea para resolver uno de los problemas más importantes a la hora de arreglar una cañería averiada o agacharse para cambiar una goma pinchada. No se trata de una herramienta especial o unos caños irrompibles, sino de un calzoncillo para que no suceda el triste efecto conocido como “la raya del plomero”, en alusión a uno de los gajes más pudendos de ese noble oficio.

"El calzoncillo tiene una banda elástica expansible, para que cuando te agachás nadie tenga que ver nada de más”, explicó el diseñador. La inspiración para la ropa interior le vino en Rennes, luego de una exposición completamente involuntaria de una raya anónima. Cuando se recuperó de la impresión, ideó los boxers, que bautizó "le sourire de plombier" (la sonrisa del plomero).

Desde que la noticia de los calzones salió a la luz, el teléfono de Adrien no para de sonar con órdenes de venta. Por el momento sólo los vende online, a un precio de 21 dólares por pieza. Pero dada la buena recepción, seguramente comenzará a comercializarlos en tiendas en breve.

Adrien considera que el éxito de los boxers se debe a que la gente está harta de ver noticias deprimentes en los noticieros y que una pequeña solución a un problema cotidiano provoca alegría y por eso se volvió tan popular.

"Sé que no estoy cambiando el mundo. Tal vez sólo un poco. No es como si hubiera encontrado la cura para el SIDA, ¡sólo para la “raya del plomero!", concluyó