Casi dos años esperaron los fans de Game of Thrones para ver la última temporada de la serie de HBO, que comienza este domingo y que tiene que responder, al menos, a dos preguntas: quién podrá frenar a los Caminantes Blancos y quién se sentará finalmente en el Trono de Hierro.

Todo lo que rodea a Game of Thrones, la serie más ambiciosa de la historia de la televisión, se mide con magnitudes gigantescas y apunta a lo superlativo, ya sea la expectación mundial por cómo terminará, el secretismo con que se rodó, las cifras y presupuesto de su producción o los premios que ganaron por el camino.

Quizá por ello haya un cierto aire agridulce entre sus seguidores al saber que la octava temporada solo tendrá seis episodios. Eso sí, estos capítulos presentarán duraciones por encima de lo habitual: el más corto será de 54 minutos y el más largo tendrá 82.

Lo que se viene

Se conoce muy poco del final de Game of Thrones, pero hay algo claro: el enfrentamiento entre el Rey de la Noche, al mando de su ejército de muertos, y la gran mayoría de ídolos de la serie en el otro bando está servido.

La revista Entertainment Weekly asistió al rodaje de esta descomunal batalla que aspira a ser uno de los momentos más espectaculares de la historia de la pequeña pantalla. Se sabe que en esa lucha definitiva estarán favoritos del público como Jon Snow (Kit Harington), Daenerys Targaryen (Emilia Clarke), Tyrion Lannister (Peter Dinklage), Arya Stark (Maisie Williams) y Sansa Stark (Sophie Turner).

Miguel Sapochnik, el realizador del excelente episodio Battle of the Bastards de la sexta temporada, se puso al frente del capítulo de esta batalla que se rodó durante once semanas en Irlanda del Norte, con 750 personas a pie de cañón, gran parte de los personajes principales involucrados y con temperaturas nocturnas bordeando los valores negativos.

Uno de los retos fundamentales de esta última temporada será entrelazar con sentido las múltiples tramas paralelas que la serie manejó a lo largo de sus siete temporadas.

Un repasito

Lo último que los fans vieron fue la caída del emblemático Muro y la llegada del Rey de la Noche y sus tropas, un momento que sirvió, además, para descubrir que lo único más aterrador que un dragón de Daenerys es otra de esas criaturas convertida en zombi, que escupe fuego azul y que está al servicio de un ejército de muertos.

Daenerys y Jon, por su parte, terminaron en la cama tras varios episodios jugando entre la alianza formal y el coqueteo descarado. Pero para su desgracia, y sonrisa irónica de los espectadores, ellos todavía no saben que son tía y sobrino.

Cersei (Lena Headey) siguió adelante con su especialidad de la casa, la traición, algo que llevó a un hastiado y frustrado Jaime (Nikolaj Coster-Waldau) a abandonarla para ir al norte. En los Lannister también hay asuntos familiares de lo más truculento: Jaime, hermano y amante de Cersei, la deja atrás estando ella embarazada.

Y mucho más al norte, los malabares de lealtades y engaños de Lord Baelish (Aidan Gillen) le terminaron costando la vida a manos de Sansa y Arya, las dos mujeres al frente de la casa Stark.

Una serie que hizo historia

Al margen de cómo sea el desenlace, la fantasía épica de Game of Thrones marcó época desde su estreno en 2011 y es, con 47 galardones, la serie más premiada de la historia de los Emmy.

Se adelantó a las novelas de George R.R. Martin en que se inspira, para desesperación de algunos lectores, y recuperó algo que poco a poco se fue perdiendo en la era de Netflix y del "streaming": que medio mundo se junte a la misma hora ante el televisor para ver una serie y que al día siguiente no se hable de otra cosa en la oficina (o en Twitter).

A la espera de las secuelas ya en marcha, el capítulo final de Game of Thrones se emitirá el 19 de mayo, un día inolvidable para muchos y una jornada para la que David Benioff, cocreador de la serie junto a D.B. Weiss, ya tiene agenda cerrada: "Planeo estar muy borracho y muy lejos de internet". 

(EFE)