El papa Francisco visitó este sábado la isla griega de Lesbos, donde almorzó con refugiados del centro de acogida de Moria y pidió respuestas con "valentía" de la comunidad internacional y rezó para que "jamás" se olviden de los muertos del mar Egeo.

"No están solos. No pierdan la esperanza", animó el papa Francisco a los migrantes de Moria, el mayor campo de refugiados de la isla griega de Lesbos, donde llegó este sábado en un viaje relámpago para "atraer la atención del mundo", junto al Patriarca Bartolomé y al Arzobispo de Atenas, Hieronymos.

El Pontífice visitó a los más de 2500 refugiados que esperan en la isla helénica una respuesta al derecho de asilo para poder entrar en Europa, luego de haber cruzado al mar Egeo para escapar del hambre y las guerras.

Al ingresar al campo, donde fue recibido por 150 menores de edad con carteles de bienvenida, el Pontífice recorrió el mismo pasillo que los refugiados deben hacer para registrarse y saludó y estrechó las manos, uno por uno, de 250 de ellos.

Luego rezó en un minuto de silencio, para los cientos de víctimas que murieron en naufragios en el mar Egeo en su peligrosa travesía clandestina desde Turquía, huyendo de la precaria situación de vida, con la esperanza de llegar a tener un futuro digno en Europa.

Desde la entrada en vigor del Acuerdo entre la Unión Europea y Turquía el pasado 20 de marzo, centros de acogida y de registro instalados en las principales islas de Grecia, se han convertido en centros de detención donde los refugiados y migrantes quedan atrapados.