El gobierno constitucional de Turquía recuperó el control total del país después del fallido y sangriento intento de golpe militar que se inició anoche y que se saldó con 161 muertos y 2.893 militares detenidos, informó hoy el primer ministro turco, Benali Yildirim.

Cientos de militares implicados en la violenta intentona golpista se rindieron este sábado, y según la agencia turca Anadolu, hay más de 1.100 heridos. Por los hechos, el Ministerio de Interior turco destituyó hoy a 5 generales y a 29 coroneles.

"La situación está bajo control", aseguró el islamista Yildirim, al precisar que murieron 20 de los soldados golpistas, lo que contradice la cifra ofrecida poco antes por el propio Ejército turco de 104 fallecidos.

Erdogan, por su parte y en una posterior mensaje en persona ofrecido en Estambul, calificó la acción de los militares rebeldes como "un regalo de dios que permitirá limpiar el Ejército" y prometió castigar a los responsables. "Esto es traición. Pagarán un precio muy alto", amenazó el jefe del Estado y hombre fuerte del país.

El general Hulusi Akar había sido secuestrado por los golpistas, pero fue liberado este sábado y trasladado en helicóptero a un centro de crisis.

Ümit Dünar, nombrado esta mañana jefe interino del Estado Mayor de Turquía informó de la fallida la asonada militar. "El intento de golpe de Estado fue rechazado desde el inicio por la comandancia (del Ejército). Una solidaridad histórica en Turquía hizo fracasar el intento golpista", aseveró Dünar.

El Servicio de Inteligencia de Turquía (MIT) ya había dado el viernes por la noche por finalizada fallida la intentona, pero los combates continuaron hasta este sábado por la mañana, si bien todos los medios informaban de un número creciente de rendiciones.

Poco después de las 22 (16 hora Argentina) del viernes, la población de Ankara fue sorprendida por unos inesperados movimientos de tropas y el paso rasante de aviones militares, mientras se oían disparos cerca del cuartel del Estado Mayor.

Los militares golpistas cerraron dos puentes sobre el Bósforo en Estambul y ocuparon los aeropuertos internacionales de esa ciudad y de Ankara, los cerraron al público y cancelaron todos los vuelos, pero el aeropuerto internacional Atatürk de Estambul, el mayor del país, fue uno de los lugares más rápidamente liberado de los militares que lo habían ocupado.

Poco después de la liberación del aeropuerto, aterrizó en su pista el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, proveniente de la localidad turística de Bodrum, al sur de Turquía, y en una comunicación telefónica a una televisión transmitida en directo, llamó a la población a resistir, y decenas de miles de ciudadanos salieron a las calles de Ankara y Estambul enarbolando banderas turcas para rechazar el golpe de Estado.

Los golpistas bombardearon con cazas y helicópteros el Palacio Presidencial, el Parlamento y la Dirección de Seguridad en Ankara. También en torno a esos edificios, así como a la sede del Estado Mayor, se produjeron violentos enfrentamientos entre los golpistas, por un lado, y policías, gendarmes y soldados leales al gobierno, por el otro.

Los medios turcos informaron que militares rebeldes dispararon contra la multitud que protestaba contra el levantamiento y trataba de cruzar uno de los puentes que unen la parte asiática de la ciudad con la europea, y que había sido tomado por los golpistas. 

El jefe del Estado acusó al influyente predicador islamista Fethullah Gülen, un antiguo aliado suyo y ahora enfrentado a él, de haber orquestado la acción desde Pensilvania (EEUU), donde vive. Pero la Alianza por los Valores Compartidos, el grupo liderado por Gülen, rechazó hoy esas acusaciones y calificó de "sumamente irresponsables" las palabras de Erdogan.

La comunidad internacional reaccionó unánimemente en apoyo a la legalidad constitucional en Turquía y condenó el intento golpista.

Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, de la que Turquía es miembro, pidió "calma y moderación" y "total respeto" a las instituciones democráticas y a la Constitución de Turquía.

La ONU, EEUU, Rusia, Francia, Alemania, Reino Unido, la UE, Grecia, España, México, Irán, Argentina, Venezuela y Guatemala, entre otros, defendieron al presidente turco.