El Papa Francisco se metió en la polémica por el nuevo protocolo de Patricia Bullrich y advirtió de los posibles excesos de la legítima defensa al afirmar que "todo uso de fuerza letal que no sea estrictamente necesario para este fin solo puede ser reputado como una ejecución ilegal, un crimen de estado".

Francisco hizo estas afirmaciones este lunes en un discurso entregado a los miembros de la Comisión Internacional contra la pena de muerte con quienes mantuvo una reunión privada.

El pontífice subrayó que "la defensa del bien común exige colocar al agresor en la situación de no poder causar perjuicio", por lo que "los que tienen autoridad legítima deben rechazar toda agresión, incluso con el uso de las armas, siempre que ello sea necesario para la conservación de la propia vida o la de las personas a su cuidado".

El Papa agregó que "toda acción defensiva, para ser legítima, debe ser necesaria y mesurada" y advirtió de que "un acto que proviene de buena intención puede convertirse en ilícito si no es proporcionado al fin".

Concluyó que "si uno, para defender su propia vida, usa de mayor violencia que la precisa, este acto será ilícito", pero "si rechaza la agresión moderadamente, será lícita la defensa, pues, con arreglo al derecho, es lícito repeler la fuerza con la fuerza, moderando la defensa según las necesidades de la seguridad amenazada".

En el mensaje que entregó el pontífice también invitó a todos los Estados que no abolieron la pena de muerte pero que no la aplican, "a que continúen cumpliendo con este compromiso internacional y que la moratoria no se aplique solo a la ejecución de la pena sino también a la imposición de las sentencias a muerte".

(EFE)