El asesinato de un joven mapuche a manos de un policía ocurrido a mediados de noviembre en el sur de Chile, intensificó las críticas hacia el gobierno por el trato a las comunidades indígenas y motivó protestas en todo el país.

El 14 de noviembre, Camilo Catrillanca, un mapuche de 24 años, viajaba en un tractor cuando una cuadrilla de la policía antiterrorista se le acercó, aparentemente bajo la sospecha de que había participado del robo de un auto.

Según un testigo (que fue detenido y golpeado), el joven comenzó a alejarse de la policía cuando miembros de la brigada le dispararon en la nuca. Además aseguró que el oficial que ejecutó el disparo llevaba una cámara y le quitó la tarjeta de memoria.

En un primer momento, los carabineros afirmaron que no llevaban cámaras, pero luego reconocieron que habían borrado el video. En tanto, después de que se inicie la investigación dos oficiales de alto rango y el gobernador regional renunciaron y cuatro oficiales involucrados fueron expulsados de la fuerza. 

Desde el homicidio de Catrillanca, se sucedieron una serie de declaraciones tanto por parte del Ejecutivo como del director general de Carabineros, lo que generó que todos los días se realicen manifestaciones de protesta por la muerte en todo el país.

Incluso artistas, conductores de televisión y hasta los equipos profesionales del fútbol chileno se manifestaron en sus respectivas áreas por el caso de Catrillanca, que tal como lo estipuló la jueza de Garantía de la localidad de Collipulli, Sandra Nahuelcura, fue un homicidio y nunca hubo un intercambio de disparos como en un principio dijeron los policías.

En el sur de Chile se arrastra desde hace décadas un conflicto entre comunidades mapuches que reclaman la propiedad de tierras ancestrales y empresas agrícolas o forestales, que en los últimos años derivaron en episodios de violencia en los que murieron varios comuneros, policías y agricultores. 

(EFE)