El pasado fin de semana la web de la casa de subastas Karhausen puso a la venta algo muy peculiar: una aldea alemana llamada Alwine, que constituyó el lote 58 de la subasta. Este pequeño pueblo de 16.871 metros cuadrados, en el que hay una decena de casas y garajes, tuvo un precio de salida de 125 mil euros, algo más de dos millones y medio de pesos.

Situada a unos 150 kilómetros al sur de Berlín, Alwine es solo una víctima más de la despoblación y el abandono que ha seguido al Este rural tras la reunificación alemana. La aldea pertenecía a una fábrica de carbón, que como gran parte de la industria pesada se cerró tras la caída del muro.

Sin actividad económica, los antiguos trabajadores abandonaron la región en busca de oportunidades. La propiedad estatal acabó en manos privadas, que optaron por no invertir en una aldea que ahora se cae de vieja. Sin embargo, el mal estado no le importó al único y anónimo comprador que se hizo con el extravagante botín por teléfono y por un precio de 140.000 euros.

La quincena de habitantes de Alwine, envejecidos y empobrecidos, lamentaban su suerte en los medios alemanes. Es que de golpe pasaron a ser responsabilidad de un privado, algo que podría complicarles seguir viviendo en el lugar.