Europa vivió alrededor de seis horas en vilo a raíz del incendio, finalmente extinguido, de la central nuclear de Zaporiyia, en el sudeste de Ucrania y la más grande del continente, causado por un bombardeo de las tropas rusas, que demoraron en autorizar el acceso de los bomberos.

El incidente causó una dramática alarma que llevó al gobierno ucraniano a advertir a través del canciller, Dmitri Kuleba, que “si estalla” la central de Zaporiyia, su impactó “será 10 veces más grande que Chernobil”, la central donde en 1986 se produjo el que hasta ahora es considerado el mayor accidente atómico de la historia universal. Y afirmó que sería “el fin” de la vida en el continente.

Alrededor de una hora después de que se reportara el incidente, el jefe militar de la región de Zaporiyia, Oleksander Starukh, afirmó en Facebook que “el director de la planta dijo que la seguridad nuclear está ahora garantizada”.

Paralelamente, “el regulador ucraniano dijo al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que no hay cambios registrados en los niveles de radiación en Zaporiyia”, informó la organización en su cuenta oficial en Twitter.

“Ningún otro país, excepto Rusia, disparó jamás contra centrales nucleares, es la primera vez en la historia de la humanidad”, y “si hay una explosión, es el fin de todo, el fin de Europa”, sostuvo en un video divulgado esta madrugada por la Presidencia ucraniana.

Asimismo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden -que conversaba por teléfono con Zelenski cuando se conoció la noticia del incidente en Zaporiyia- exigió a Rusia “que cese sus actividades militares en el área y permita a bomberos y servicios de emergencia acceder al lugar”, según un comunicado de la Casa Blanca.