Enorme fue la sorpresa de Daniel Korell, un consumidor alemán, cuando quiso averiguar qué se escondía detrás del código QR impreso en la botella de ketchup que tenía en la heladera. Interesado por las condiciones de la promoción anunciadas en la calcomanía del envase, el germano escaneó con su celular la imagen, y su interés se convirtió en asombro cuando en la pantalla de su teléfono apareció una web porno.

“Este ketchup no es para menores de edad”, escribió el cliente en el perfil oficial de Facebook de la marca del envase en cuestión, Heinz. Al parecer, una partida de botellas de ketchup con una promoción realizad entre 2012 y 2014 había quedado almacenada en un supermercado, y la conocida empresa dejó que la web ligada a dicha campaña caducara.

 

Al expirar su contrato, una web de contenidos pornográficos adquirió el dominio, por lo que los códigos impresos en los envases de la partida mencionada dirigían automáticamente a gran cantidad de imágenes y videos sexuales.

Todo un descuido de Heinz que no tardó en hacerse viral. “Incluso si la botella era un sobrante, sigue estando en muchos hogares. Es incomprensible que Heinz no haya reservado el dominio uno o dos años más”, indicó Korell en un medio de comunicación.

Lejos de perjudicar a la marca de salsa, la viralización de las imágenes que Korell colgó en la red social hicieron que muchos, guiados por el morbo, corrieran a las tiendas a buscar estas botellas de kétchup.

Tal fue el éxito de ventas que, aunque Heinz lamentó en su página oficial el despiste y el suceso, se permitió bromear con ello, asegurando que tomaría como sugerencia estos contenidos impactantes para futuras campañas publicitarias.