Desde antes de las siete, el día sugería un calor húmedo que acompañará durante toda la jornada. La máxima será de 33 grados, ideal para refrescarse en la pileta a cada rato, salir a beber algo y darse otro chapuzón. Esto es un indicio del verano rabioso que se espera.     

El cielo estará nublado, como cubriendo a Rosario de los rayos fuertes. Para desinflar el sofocón, habrá vientos leves del sector oeste rotando al norte, y por la noche se levantará cada vez más la brisa.

El viernes se espera un infierno encantador, a pocos días del inicio del verano.