El proceso de Gerardo Martino al frente de la selección paraguaya fue inolvidable. Todo el proceso previo a Sudáfrica 2010 y el mismo mundial quedaron grabados en la retina de los futboleros guaraníes. Días después de la derrota frente al que terminó siendo el campeón del mundo, España, el Tata probó el termómetro de popularidad y después de mucho tiempo decidió visitar la sede del banco Mambay en persona en lugar de operar por teléfono, como solía hacerlo. Cinco fueron los pasos que dio dentro del banco antes de que estallara la ovación y el pedido de renovación.

Martino se dejó llevar y renovó el contrato de palabra que tenía con la selección. Aquello finalmente no tomó la forma que quería y todo terminó al cabo de un año. Si bien Paraguay llegó a la final de la Copa América que se desarrolló en Argentina, durante ese certamen Martino no estuvo cómodo. Durante todo el torneo se mostró enfadado (se peleó con su colega venezolano y admitió la suerte), y Paraguay llegó a la final sin ganar ningún partido. Mientras en Argentina todavía discutíamos si cantar el himno lo hacía mejor o peor jugador a Messi, Martino decidió ponerle fin a su ciclo en Paraguay. Dos días antes de la gran cita, en el vestuario de San Lorenzo, dónde solían entrenar, confesó a uno de sus ayudantes que el periodo se había terminado.

La última vez que el rosarino compitió de manera oficial a una selección fue a hace 4 años. Él ya había renunciado, aunque todavía no lo había dicho, y Paraguay perdió 3-0 en el Monumental contra Uruguay en la final.

Lo que siguió en Paraguay fue agonía. Los malos resultados lo llevaron de clasificar al mundial 2010 tres partidos antes a quedar último en la competencia hacia Brasil 2014. Sus más fieles defensores aseguran que Martino es único y a Paraguay se le hizo imposible sustituirle. En Paraguay aseguran que recibió una buena camada de jugadores (medalla de Plata en Atenas 2004) y nunca trabajó bien las menores (colegas paraguayos aseguran que entregaba la sub 20 para que sus ayudantes experimentaran como primeros entrenadores).

Con la llegada de Ramón Díaz no hay un recambio en Paraguay. Villar, Santa Cruz, Ortigoza, Haedo Valdéz y Da Silva, solo por nombrar algunos, fueron parte importante del ciclo del Tata al frente de la albirroja. El último era su hombre de confianza y capitán.

Desde las 18.30, cuando el colombiano Wilmar Roldán pite, Martino enfrentará a una parte importante de su vida ("Como entrenador le debo todo a Paraguay", aseguró este jueves) que le recuerda único, aunque con algún resquemor.