Al cabo de otra jornada dramática, el gobierno griego de Alexis Tsipras logró aprobar este miércoles en el Parlamento un polémico ajuste exigido por los acreedores y socios de la eurozona para otorgar a Grecia un nuevo "rescate" financiero, gracias al voto de la oposición de centro y derecha y en una sesión marcada por represión policial en las calles y una fuerte división dentro del oficialismo.

Treinta y dos de los 149 diputados de Syriza, la coalición gobernante, votaron en contra del acuerdo y otros seis se abstuvieron, mientras que el socio minoritario del gobierno, los derechistas Griegos Independientes, y los partidos de oposición Nueva Democracia, Potami y el socialdemócrata Pasok apoyaron el duro ajuste. En total, el acuerdo recibió 228 votos a favor, 64 en contra y seis abstenciones. 

"No voy a endulzar esto y hacer como si se tratara de un éxito. (...) Teníamos tres opciones: un acuerdo que no me gusta, la quiebra o la salida del euro. Pido que elijan la opción de la responsabilidad", aseguró Tsipras al dirigirse a los 300 diputados al final de una áspera y prolongada sesión que debía terminar a la medianoche pero se extendió dos horas más. 
Los sindicatos de empleados públicos, uno de los sectores sociales que más apoyaron la llegada al poder de Tsipras y Syriza, realizaron este miércoles el primer paro nacional contra el actual gobierno, una medida que sin embargo, no tuvo una gran adhesión, especialmente en el transporte público. 

Desde que ganó las elecciones en enero pasado con la promesa de terminar con la austeridad y los ajustes impuestos por los acreedores de la UE y el FMI, Tsipras cuenta con una mayoría parlamentaria de 162 diputados en una cámara única de 300. 

De ellos, 149 son de Syriza y 16 de Griegos Independientes, una fuerza ultranacionalista de derecha, que ya adelantó que no apoyará el acuerdo, pero sí la continuidad del gobierno. En el caso de Syriza, no está claro si los 38 diputados que votaron en contra del acuerdo o se abstuvieron continuarán apoyando al gobierno de Tsipras.

Prueba de la tensión que se vive dentro del oficialismo es que la Juventud de Syriza fue una de las organizaciones que convocó y lideró la masiva y pacífica protesta que comenzó a congregarse frente al Parlamento, en la simbólica plaza de Syntagma, a la tarde, horas antes del debate legislativo. 
Sindicalistas, militantes de izquierda, comunistas, anarquistas y simpatizantes del gobierno se unieron para pedir otra vez un "no" al ajuste.

Justo cuando el debate comenzaba dentro del Parlamento, en la plaza unos pocos manifestantes lanzaron bombas molotov y piedras, a lo que la policía anti motines respondió reprimiendo a toda la multitud con gases lacrimógenos. En el medio de la confusión, una camioneta de un canal de televisión griego se prendió fuego, unos 40 manifestantes fueron detenidos y varias calles fueron cerradas con improvisadas barricadas, según informó la cadena de noticias Telesur. 

Las imágenes del corazón de Atenas hacían recordar las de los días más oscuros de los últimos años, cuando la sociedad griega se levantó contra las duras medidas de austeridad aplicadas por anteriores gobiernos desde 2010, que aumentaron el nivel de desempleo, de pobreza y la deuda 

(Télam)