El discurso pronunciado durante la noche del domingo por la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, provocó cacerolazos y otras manifestaciones de protesta en varias regiones del país, actividades que el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) adjudicó a un plan "orquestado" por la oposición.

Los cacerolazos y los abucheos se produjeron, según la prensa local, en barrios de clase media y alta de al menos doce capitales regionales.

Según informò el diario Folha de Sao Paulo, durante la cadena televisiva se produjeron bocinazos, cacerolazos, juegos de luces de automóviles y de viviendas y sonoros abucheos en al menos 12 capitales provinciales: Belém, Belo Horizonte, Brasilia, Curitiba, Fortaleza, Goiania, Maceió, Porto Alegre, Recife, Río de Janeiro, Sao Paulo y Vitória.

Por su parte, el gobierno brasileño consideró este lunes que los cacerolazos oídos la noche del domingo en varias partes del país durante un discurso de la presidenta Dilma Rousseff fueron un ejercicio del derecho a la protesta, pero instó a los descontentos a no romper la barrera de la tolerancia.

"El gobierno respeta la más amplia libertad de manifestación", pero las protestas no pueden ser inflamadas por "la intolerancia", declaró en rueda de prensa el ministro de la Presidencia, Aloizio Mercadante.

Las cacerolas se escucharon en varias ciudades este domingo, mientras Rousseff dirigía un mensaje en cadena nacional por el Día Internacional de la Mujer, en el que además pidió "paciencia" a la población ante la delicada situación económica del país y el ajuste fiscal que promueve su gobierno.

Mercadante defendió la "austeridad" que promueven las medidas del gobierno, aunque reconoció que "un ajuste nunca es agradable" y lo comparó con la necesidad que toda persona tiene periódicamente de "ir a al dentista".

Según el ministro, las manifestaciones ocurrieron en barrios de las clases media y alta, que en las elecciones de octubre pasado le dieron la espalda a Rousseff, quien fue reelecta en segunda vuelta por una diferencia de apenas un 3 %.

En alusión a la posición que esas clases sociales expresaron con su voto en octubre pasado, Mercandante instó a los opositores a evitar "convertir su descontento en una tercera vuelta electoral" y los instó a manifestar su desacuerdo con "tolerancia".

El ministro sostuvo que el desacuerdo con el gobierno debe ser manifestado por los ciudadanos "dentro de una cultura de respeto" y convocó a la sociedad a "debatir alternativas y propuestas".

Mercadante también comentó la decisión de la corte suprema de iniciar una investigación contra 49 políticos, en su mayoría de la base de apoyo a Rousseff, por los escándalos de corrupción en la estatal Petrobras.

"Se trata solamente de pedidos de investigación. Los incluidos en esa lista no fueron denunciados y mucho menos declarados culpables", afirmó el ministro, quien apuntó que "las instituciones siempre deben investigar cuando hay algún tipo de indicio".

Precisamente por las corruptelas en Petrobras y el descontento con el rumbo económico, grupos de la oposición han convocado a la población a protestar en todo el país el próximo domingo, con las que pretenden emular las masivas manifestaciones de junio de 2013.

En respuesta a ese llamamiento, el oficialismo decidió organizar marchas similares, pero en respaldo al Gobierno, para el próximo viernes.