Este es el tercer artículo referido al precio del dólar. Aquí mostraremos un historial de la devaluación del peso post 2001. Partimos de la base que desde la salida de la paridad en 1 del peso con el dólar siempre ha habido devaluaciones nominales periódicas. Y estas –para ser tales- no tienen que serlo a saltos ni en grandes proporciones. La demanda del poder económico es que sea abrupta, que la decida el mercado en vez de ser administrada por el Estado. Desde el 2001 pueden identificarse ritmos diferentes de devaluación nominal, aunque nunca dejaron de existir.

En el Cuadro I se muestra el proceso de devaluación brusca del 2002 que acumuló 137,6 respecto del peso en sólo un año. Aquí mandó el mercado. En el Cuadro II puede verse el proceso de devaluación administrada que se inauguró en el año 2003. Aquí mandó el Estado y en algunas ocasiones el mercado. El dato de cada año corresponde al promedio simple de cada uno de ellos. Para el caso del año 2015 es el promedio hasta el 15 de julio. En el 2009 se observa la primera devaluación brusca, en promedio el 17,7%. En 2014 la devaluación del 48,3 % está explicada en un 50% por la corrida cambiaria de enero de ese año. Desde 2003 a 2015 el peso se devaluó 135,0%.

Tipo de cambio múltiple

Hay que decir que –en general- los países no tienen un único tipo de cambio sino un esquema de cambios múltiples. Argentina no es la excepción. No hay cotización única para la compra y venta de divisas, sino que depende del tipo de operaciones. Entre ellas, las compras para pagar importaciones, divisas ahorro, viajes al exterior. Pero hay además un conjunto de otros instrumentos que hacen que el tipo de cambio no sea el nominal que aparece publicado en las pizarras, tales como reintegro de exportaciones, amortización acelerada para ciertas importaciones de bienes de capital, tasas diferenciales de Derechos de Exportación. Utilizar criterios de diferenciación siempre es bueno porque es la búsqueda de fines en base a instrumentos o medios de política económica. En escenarios sociales y de relaciones internacionales asimétricas, aplicar o recomendar recetas únicas es no hacerse cargo de tales heterogeneidades.

Los desafíos y materias pendientes

La economía argentina tiene tensiones importantes: SI, tiene bolsones de pobreza importantes SI, mantiene una tasa estructural de desempleo en torno del 7% SI, tiene poder económico concentrado SI, posee alto grado de extranjerización de la cúpula empresaria SI, tiene desproporciones sociales entre las diferentes zonas geográficas SI, sigue teniendo fuerte peso la especulación y la valorización financiera del capital SI, sigue habiendo tasas de inflación importantes SI, el problema de la vivienda sigue afectando a una porción importante de los menores de 35 años SI, la precarización laboral afecta al 40% de los trabajadores del sector privado SI. Imaginar el grado de estas tensiones con devaluaciones bruscas es reconstruir el escenario de crisis de los años noventa y el estallido del 2001. No es para ponerse contentos por la pervivencia de esas tensiones, es para saber que si manda el mercado sería mucho peor.