Los dispositivos móviles son los sonajeros del presente. Y nosotros somos una especie de bebés adultos que procuramos no perder la calma ante tanta melodía disruptiva. Desde que nació WhatsApp -la archipopular aplicación de mensajería instantánea que cuenta con 600 millones de usuarios en el mundo- el ruido se potenció. Porque, más allá del contacto persona a persona, nacieron los grupos.

Y en los grupos hay de todo: compañeros de trabajo, madres eufóricas por sus hijos que asisten al jardín de infantes, amigos de la infancia que uno casi no ve, equipos de entrenamiento que de lo que menos hablan es de deporte, organización de fiestas y la comunicación de las noticias más tristes del mundo. Grupos que hacen ruido y del que muchas veces hemos pensado en escaparnos. ¿Podemos?

El picadito de los amigos

Durante los incidentes en el último partido de Boca – River por Copa Libertadores mis grupos estallaron. Las más diversas teorías se pusieron en juego hasta límites que rozaban la xenofobia, la discriminación y el odio. Si en las redes sociales -que son plataformas semi públicas siempre se alentó a la reputación ciudadana y el diálogo- los grupos de Whatsapp se transformaron en las bambalinas de la web: todo está permitido. Y una vez más pensamos en huir.

En uno de los grupos la cosa comenzó así:

AD:

Bien Boca. Vergonzoso. Dejense de joder

PR:

Les echamos un polvo. Pica, pica

AD:

No boludo de quien sea de River, de Boca. No se puede más

TR:

Un país con buena gente

AD:

Por culpa de tres giles paga un pueblo

AD:

Todo vale. No hay castigos ni premios. La deKada ganada. Ahí la tienen, el legado K.

TR

Ojalá que esto fuera Corea del Norte

FJ:

No es así. Es el poder del mercado

AD:

Si no te gusta el mercado andate a Cuba.

FJ:

La teoría de que el  kirchnerismo tiene responsabilidad me parece irrisoria  ¿Y las muertes en los estadios en los ’80? ¿Fueron de Alfonsín?

 

En un grupo de Whatsapp se puede viajar del gas pimienta a Cuba y de los incidentes en la manga de un estadio hasta Corea del Norte. Y ninguno de los participantes es especialista en política internacional. ¿Qué hacemos en estos grupos?

No tan niños

Los grupos de mamás de niños que asisten a la escuela son insoportables. Lejos de intercambiar información útil sobre temas educativos, la plataforma se convierte en un bazar de ofertas y rumores infundados de un abanico de opciones tan grande como irrisorio.

Un caso extremo fue el que ocurrió en Mendoza en 2014 cuando un albañil fue escrachado como presunto secuestrador de niños. La mujer que viralizó la foto –luego la publicó en Facebook- fue detenida durante algunas horas a pedido del juez. Tiempo después su abogado dijo que el albañil quiere ser indemnizado económicamente por daños morales.

Los Campanelli un poroto

Facundo nos cuenta que armaron el “Grupo Familia”. “En el que Madre propuso cambiar la costumbre familiar de casi 80 años de festejar las Pascuas en lo de mi abuela (RIP) e instaurarla de manera "ad eternum" en su casa. Ya que para ella era ‘moooooy importante continuar las costumbres’. Automáticamente se generó un nuevo grupo, sólo de hermanos, para discutir el asunto. Los dos grupos en silencio. Por un año. Casi que coincide con los encuentros familiares de fin de año”.

Enredados en Facebook

En Facebook existe una Fan Page que se llama ‘Los mejores grupos de Whatsapp’ donde los usuarios van armando los grupos de WA. Desde mensajería hot a humoradas, los participantes van incluyendo sus números telefónicos para enredarse en la estridencia. Desconocidos, conocidos.

Enojos en bits

“El problema de los grupos de WA es lo mismo que pasa con los amigos que te hiciste por determinadas vacaciones. La pasaste bárbaro ‘durante’ pero cuando se vuelve a la vida cotidiana uno se enfrenta diariamente al recuerdo”, cuenta Sergio.  “No todos tienen el mismo tiempo libre y los mismos horarios. Entonces el grupo de "viaje a tal lado" o "asado en tal lugar" o "vacaciones en tal otro" hace pi pi pi pi las 24 horas del día generando la catarata del Niágara de mensajes. La retirada es convertirte automáticamente en el mala onda, y ganarte una cantidad importante de enojos en bits”.

Todos menos fútbol

Sebastián nos cuenta que un sábado a la medianoche armó un grupo con sus compañeros del fútbol. Al día siguiente, cuando se despertó, tenía 47 mensajes y se espantó. El creía que era una posibilidad de “integración” y el fútbol como vehículo pero cada vez que ingresaba a su celular el número crecía vertiginosamente. Un día quiso “debatir” sobre algunas temáticas más profundas pero sólo tres se sumaron. Y se resigna: “Hay que aprender a leer a vuelo de pájaro, aprender a identificar palabras que nos interesen y si no las vemos seguir de largo. Intento convencerme de que soy re vivo, un estratega”.

Me voy o me quedo

Ante el dilema de irse, huir despavorido o quedarse como un observador mudo en ese grupo que ya es ajeno muchos se lanzaron a preguntar en las  Answers de Yahoo: ¿Qué pasa si me salgo de un grupo de Whatsapp pero NO lo elimino? La respuesta más contundente es: “No puedes escribir nada en el grupo del que te saliste pero tampoco puedes recibir nuevos mensajes de parte de los integrantes del grupo. No tiene caso que lo mantengas a menos que lo tengas con la idea de que en un futuro entres al perfil del grupo, agregues el numero del administrador y le pidas que te agregue al grupo nuevamente”.

“Silencialo de por vida gracias a la configuración de la app. Mirá todo desde arriba y apartado como aquel borracho solitario y callado de la mesa. Y reíte de las pendejadas que pueden surgir vía web. Abandonar jamás”, aconseja Luciano. Tal vez tengan razón y sea una opción. La de optar por el silencio mientras el sonajero del nuevo milenio sigan encendiendo las luces durante la madrugada y nosotros somnolientos y de reojo nos preguntemos ¿Y ahora qué habrán escrito?

Si querés incorporar tus experiencias vividas en un grupo de WA, escribimos a nuestro Facebook: Rosario Plushttps://www.facebook.com/rosarioplusweb

(Las iniciales del chat citado fueron modificadas para preservar la identidad de sus autores)