"Santiago de Chile se viste de fiesta", podría ser el título rimbombante que acerque al curioso a leer la crónica. Pero lo cierto es que en Chile el entusiasmo por la Copa América es medido y acotado.

Los medios locales aseguran que los chilenos están encendidos con el torneo. En la calle no se vive con tanto entusiasmo. El descontento con la marcha del gobierno de Michelle Bachelet y la corrupción (a todo nivel) empujan al desánimo.

Promesas de campaña incumplidas, sobre todo en el área educación, vistieron a Santiago de distintas manifestaciones en el día previo al comienzo. Los profesores acusan salarios bajos (rondan los 700 dólares). Y los estudiantes quieren una educación más accesible.

Gonzalo, chofer de la camioneta que traslada al cronista de Rosarioplus.com hasta el casco histórico, asegura no saber a qué le gustaría haberse dedicado. "Nunca me lo planteé, de joven ya sabía que estudiar era para el adinerado. Yo tenía que buscarme un trabajo", comenta. La lucha por una educación más abierta tiene su historia, con epicentro en las marchas de 2010 y 2011. También fue el eje de campaña de la actual mandataria, Michelle Bachelet.

Por otro lado, la Copa América no corre peligro por los casos de corrupción en la venta de los derechos de televisación que tiene en jaque a buena parte de la directiva de la FIFA. Pero no por eso no deja de mancharse. "No sé por qué hay sorprendidos", comenta Arturo, señor de unos 60 años que toca su guitarra-armónica por monedas, "o sí lo sé, porque la pelota sigue girando, y nosotros corremos detrás de ella".

Si bien los medios aseguran que hay demanda de certificados de salud para poder faltar al trabajo este jueves (un 15% más que durante el mundial y se llegan a pagar 100 dólares por ellos), en la zona que rodea al Palacio de la Moneda los comercios que dependen de ellos mismos aseguran que mantendrán los horarios de siempre y no se moverán. "En la segunda ronda puede ser, pero la cosa no está para irse de pesca", comenta Romina, que atiende una farmacia.  "Bueno, yo no voy a ausentarme en el trabajo, pero sí me los voy acomodar para poder ver a Messi y a Neymar", comenta con una mueca en su cara Marcelo, compañero de Romina.

Toda esta baja espuma también se debe a la mala organización del torneo. Hace relativamente poco que se decidió jugar todo el certamen en una misma sede. Es la tercera edición que respeta el periodo de cuatro años entre una y otra. Y todavía no termina de tener participantes claros (se invitan equipos de Norteamérica, hasta participó Japón).

La Copa América no es un torneo que prestigie. Lo dice la FIFA, que deja a la UEFA organizar la final de la Champions League (el torneo de clubes más importantes en audiencias) apenas cinco días antes de que comience el certamen. Lo dice su falta continuidad. Y lo dice la calle. Lo dicen todos hasta que suena el silbato del árbitro y nos volvemos locos.