Un crimen con aristas políticas conmociona a Rusia y se hace extensivo a Europa. El viernes, el líder de la oposición extraparlamentaria rusa, Borís Nemtsov, muy crítico con el presidente Vladímir Putin y su política sobre Ucrania, fue asesinado en pleno centro de Moscú tras recibir al menos cuatro disparos en la espalda.

Nemtsov de 55 años transitaba por el Kremlin, la zona de los edificios civiles y religiosos, cuando fue tiroteado desde un coche. Estaba acompañado de una joven procedente de Ucrania, informaron las agencias rusas. "Fueron realizados varios disparos. En el lugar de los hechos se han encontrado seis casquillos de bala. Lamentablemente, cuatro alcanzaron su objetivo", dijo la portavoz del ministerio de Interior ruso, Elena Alexéyeva.

Ex viceprimer ministro en 1998, Nemtsov era uno de los mayores críticos con la injerencia rusa en Ucrania defendida por Putin, tanto en la Revolución Naranja de 2004, como en la anexión de la península de Crimea o recientemente con el apoyo a los separatistas prorrusos.

Poco después de anunciarse su muerte, Putin señaló que el crimen "tiene toda la pinta de un asesinato por encargo, de carácter sumamente provocador" y asumió personalmente el control sobre la investigación.

"Han tirado el guante. Ha sido asesinado un oponente personal de Vladímir Putin", reaccionó, por su parte, el líder del partido opositor "Yábloko", Serguéi Mitrójin, que calificó el crimen de un "acto terrorista" y exigió a las autoridades que encuentren a los responsables para evitar toda sombra de sospecha.

Los investigadores manejan varias versiones de los hechos, entre ellos el asesinato a manos de sicarios motivado por la actividad política de la víctima. Es que el asesinato se produjo a menos de dos días de la marcha de protesta antigubernamental convocada para este domingo en Moscú para exigir al Kremlin el fin de la injerencia en los asuntos de la vecina Ucrania.

(EFE)