Luis tiene 41 años. Hace 16 que recorre las calles de la ciudad durante las noches arriba de su taxi. Sufrió pocos robos pero todos muy violentos. Asegura que Rosario dio "un vuelco enorme" de un tiempo a esta parte. "Hoy te meten dos tiros, antes no era así", explica.

Luis Silva habla con la sabiduría de la calle. Su relato está respaldado por una experiencia que pocos pueden ostentar. Trabaja como taxista desde hace 16 años. Siempre en el turno noche. "Laburé 14 años de 6 de la tarde a 6 de la mañana, hoy mi turno es de 3 a 3", cuenta en el prólogo de la charla con Rosarioplus.com.

Ya de entrada, desliza una conclusión sobre la violencia fuera de control que sufre el sector. "Rosario dio un vuelco enorme. Es otra ciudad. Hoy se respira una violencia distinta. Hoy te meten dos tiros, antes no era así, te apretaban y te decían "dame lo que tenés" y ahí quedaba", reflexiona. Y agrega: "En mi caso, por noche hay seis o siete viajes que no hago por precaución. Prefiero hacer menos plata y llegar vivo a mi casa".

Luis cree que los "recaudos" que toma explican su "suerte" para evitar los robos. Sufrió sólo cinco robos en estos 16 años. "Son pocos, conozco taxistas que sufren cinco robos al mes", admite. Eso sí: cada atraco dejó su huella. En dos oportunidades lo cortaron. Y en las otras tres, lo encañonaron. "Me han puesto un revolver en la sien, otro en la boca y uno en la nuca para robarme", dice.

La última vez que le robaron fue a fines del 2013. Subió a dos mujeres y en el medio del trayecto recibió "un puntazo" en el pómulo. Se trenzó en lucha con las agresoras y evitó así que le sustrajeran la recaudación. "Es verdad que si uno se hace el malo, está en problemas. Es difícil. El instinto de uno es rebelarse, pero es peligroso enfrentar a los delincuentes", reconoce.

Luis dice que desde hace un tiempo selecciona sus viajes, un método que no es infalible pero que, a su juicio, reduce los riesgos. "Yo no levanto más a gente entre los autos. Si te hacen señas y no te miran, es para desconfiar. Si me silban, sigo de largo. Con todas estas características me han robado. Uno aprende de esas cosas", plantea.

Para Luis, cada taxista tiene un manual de estilo propio para trabajar. "Uno sale a laburar con el signo pesos en los ojos. Más laburás, más plata te llevás. Lamentablemente, si uno no se cuida, no te cuida nadie. Hay colegas que toman menos recaudos en este sentido y otros que tomamos más". 

Sostiene que hoy "todos los barrios son complicados" y que a la inseguridad “se la ataca de raíz o no se la ataca".

"Gendarmería funcionó, pero fue una aspirineta para el dolor de cabeza. Se fue el efecto y así estamos", subraya. Descree de todas las medidas aisladas que están en evaluación: "Tanto las tarjetas como no recoger a pasajeros en la noche va contra la naturaleza del negocio", afirma.

Luis reconoce también que la "desprotección policial" ha provocado que hoy los taxistas se tengan que socorrer mutuamente. En enero, Hugo Camilo fue asesinado tras intentar ayudar a un compañero que estaba siendo asaltado. "Es lo más lógico. Llegamos siempre primero nosotros. Lo ideal sería no hacerlo, pero estas son las condiciones en las que nos toca trabajar", se lamenta.