La derrota de Newell’s ante Temperley en el Alfredo Beranger del sur del Gran Buenos Aires no fue un hecho aislado sino una muestra más de la pésima campaña que abrochó el Rojinegro en este Torneo de Transición 2016. Cada excursión fuera del Coloso fue una tortura para el equipo que dirigió Lucas Bernardi, primero, Juan Pablo Vojvoda como interino y Diego Osella, ahora.

Es que la Lepra no ganó un solo partido de visitante en todo el torneo, encadenando 5 derrotas y tres empates en los 8 partidos que jugó en condición de visitante. Incluso, cuatro de esas cinco derrotas se dieron en las cuatro primeras salidas que Newell’s debió realizar en el inicio del torneo.

Como un anticipo del destino oscuro que la Lepra tendría en el torneo, quiso el fixture que los dos primeros partidos del torneo fueran en condición de visitante. Incluso, el segundo de ellos nada más y nada menos que en una nueva edición del Clásico Rosarino. Newell’s, con Bernardi todavía en la batuta, perdió 2 a 1 con San Martín de San Juan en el debut y luego 2 a 0 con Central en el Gigante. Se fue el DT y llegó Juan Pablo Vojvoda, pero en la tercera salida fuera del Parque, la cosa fue igual de mala: Boca lo goleó 4 a 1 en la Bombonera.

La llegada de Osella al banco de suplentes no pudo detener la nefasta racha como visitante: en su primer partido fuera del Coloso, el DT vio caer a su Newell’s por 3 a 0 ante el poderoso Lanús en La Fortaleza. Después, el entrenador enderezó la nave y logró comenzar a sumar puntos fuera de casa, pero siempre de a uno. Empates ante Tigre (3 a 3), Argentinos y Estudiantes (ambos 0 a 0) cortaron la sangría de puntos.

Pero, la despedida como visitante no pudo ser peor: la dura derrota ante Temperley (que peelaba por no irse al descenso) dejó a Newell’s sin alegrías fuera del Parque en todo el torneo. Una señal más del flaco momento futbolístico del Rojinegro, que no pudo resolver a lo largo del semestre.