La Justicia rosarina condenó a cuatro años y medio de prisión efectiva a un hombre que sostuvo una sucesión de agresiones físicas, persecuciones y amenazas contra su ex pareja y sus dos hijos, en Villa Gobernador Gálvez. Un extenso fallo de los jueces Alejandro Negroni, Patricia Bilotta y Facundo Becerra que sienta un precedente sobre el criterio judicial para abordar estos casos extremos de violencia de género.

El condenado es Ezequiel Derminio, de 31 años. Su mujer -identificada por sus iniciales RZ, para preservar su identidad- se alejó en el verano de 2015 de la casa que compartían en VGG junto con su hija de 7 años en aquel entonces, y su hijo de 6. Ella y los niños se instalaron en la casa materna, en barrio Tablada, para escapar de los malos tratos, la violencia económica, física y verbal que Derminio les prodigaba en el último año.

Más tarde, durante la investigación penal del caso, el propio núcleo familiar del acusado lo describiría a Derminio -según el fiscal Sebastián Narvaja- como "agresivo, violento".

Tres meses después, el 23 de marzo de 2015, Derminio irrumpió en la casa de Chacabuco al 3500 donde estaba su ex suegra. "Nunca más vas a ver a tu nieto y cuidate cuando andes en la calle", le espetó para llevarse por la fuerza a su hijo, por entonces de 6 años. Cuando RZ llegó a la casa se enteró de lo sucedido, por lo que esa misma tarde fue a buscar a su hijo, a la casa de Derminio, en Córdoba y San Juan, de VGG. La joven recuperó al niño, pero recibió dos trompadas en el rostro por parte de su ex marido. Este la amenazó de muerte y prometió que "iba a ir a tirar tiros en la casa de su madre". Y la despidió a piedrazos.

La víctima de Derminio al tiempo se mudó a VGG, pero a una casa de Urquiza al 2200 que terminó siendo el escenario de sucesivas agresiones del hombre ahora condenado. Dos veces en agosto de 2015, dos veces más en octubre y una vez más en noviembre, Derminio volvió sobre esa vivienda, violando la orden judicial que le prohibía acercarse a RZ y a los niños. El rompía la puerta y entraba. Una vez se llevó electrodomésticos, luego, el televisor. Se iba y amenazaba a la mujer con matarla si lo denunciaba. Un día discutió con ella y le pegó trompadas en las costillas y en el rostro. Para entonces, Derminio seguía en libertad y volvía a la casa de RZ. La última vez fue el 2 de noviembre de ese año, cuando discutió y la amedrentó con un cuchillo en el cuello. Así la obligó a entregarle las llaves de la casa y dinero. Derminio se llevó a los dos niños, ella lo persiguió y él la frenó con una patada en el pecho y dos puñetazos a la niña, de 8 años, según se ventiló en el juicio. Entonces sí, la policía lo arrestó.

Otra amenaza juzgada aquí ocurrió en mayo de 2016, cuando Derminio -preso en la Unidad Penal 16, de Pérez- le envió un mensaje de texto a RZ con un teléfono celular que no debería poseer en prisión: "Contestá puta de mierda, te juro por mis hijos que cuando te agarre te voy a arruinar por todo lo que estás haciendo, lo prometo puta de mierda". Días después, otro mensaje: "Por qué no me atendés, puta de mierda, que saliste anoche con el... yo te voy a matar cuando te cruce. Te lo juro puta, te voy a hacer cualquiera". 

Por todos estos hechos, el tribunal halló a Derminio culpable de amenazas simples y coactivas reiteradas, desobediencia a la orden judicial y lesiones leves calificadas por el vínculo. La sentencia, de 4 años y 6 meses de prisión, es de cumplimiento efectivo, y le impone, además, la misión al Servicio Penitenciario de someter al convicto a un tratamiento psicosocial y a capacitación en talleres de perspectiva de género.