El INTA advierte sobre la baja actitud conservacionista de los agricultores actuales en Argentina, al señalar que sólo se está reponiendo un tercio de los nutrientes que se extraen campaña tras campaña. El flanco débil del esquema de siembra directa.

Lo reveló el técnico Marcelo Beltrán, del Instituto de Suelos del INTA Castelar. “En la Argentina sólo un 30 % de los nutrientes que se extraen de los suelos cultivados se reponen mediante el uso de fertilizantes”, alertó.

Un informe del instituto nacional remarca que el problema del deterioro de la tierra cultivable en la región pampeana se agrava con el uso de variedades de cultivos de alto rendimiento, que demandan mayor cantidad de nutrientes. “Desde hace varios años, los suelos de la región pampeana han sufrido un intenso agotamiento de nutrientes como consecuencia de una prolongada historia agrícola”, resumió el agrónomo.

Un ejemplo claro de esto puede ser el micronutriente zinc, donde desde 2016 a la fecha se vienen realizando estudios a campo y demostrando que el nutriente ya se convirtió en una limitante para los cultivos argentinos, cuando hace décadas atrás no era necesaria su aplicación.

Desde el INTA Anguil, de La Pampa, el técnico Alberto Quiroga brindó un diagnóstico más sombrío: “La intensificación ganadera, con cosecha mecánica de forraje y traslado a corrales, triplicó la tasa de extracción de algunos nutrientes. Su concentración en corrales y efluentes de tambos acentúa los riesgos de contaminación”, dijo.

Un reciente artículo del portal Infocampo cita a estos especialistas, que reconocen que, desde la década de 90 y como consecuencia de procesos de erosión de los suelos y la remoción de nutrientes sin reposición por fertilización, los suelos comenzaron a mostrar síntomas del empobrecimiento en nutrientes y reducciones en los contenidos de materia orgánica.

Según las estimaciones de Hernán Sainz Rozas, especialista en fertilidad de suelos y fertilización de cultivos del INTA Balcarce (Buenos Aires), en la región pampeana los suelos muestran valores entre un 30 y 40% menores respecto a los suelos en condición originaria.