A partir de un estudio de suelos realizado en Santa Fe, un grupo de investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) que integran las facultades de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) e Ingeniería Química (FIQ), de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), comprobaron que la actividad enzimática en cultivos intensivos de arroz y soja resultó ser muy inferior que en tierras no cultivadas.

El estudio se basó en la toma de muestras de suelo de campos cultivados de manera intensiva, uno con soja y otro con arroz, en el departamento de San Javier en Santa Fe donde se cuantificaron los cambios de la actividad enzimática al inicio y al final de cada ciclo de cosecha, para medir la calidad de los suelos. Al comparar los resultados con un sitio de referencia (que en este caso fue un suelo sin cultivar), detectaron que en los campos cultivados la denominada actividad catalítica de todas las enzimas fue inferior.

Las enzimas están presentes en el suelo a través de microorganismos y se vinculan con la fertilidad de la tierra, ya que, por ejemplo, si se aplica algún fertilizante como urea en una plantación, si no está la enzima que la desdobla los nutrientes no quedan disponibles para que las plantas vuelvan a metabolizarlos. Por eso la actividad enzimática de los suelos suele tomarse como un indicador de contaminación. En la última década se ha incrementado su estudio para evaluar el impacto de las aplicaciones de herbicidas y pesticidas en la actividad agrícola, ya que ayudan a conocer la actividad microbiana y el ciclo de nutrientes.

 La agroecología como camino

El año pasado profesionales del Instituto Nacional de Limnología (INALI, CONICET-UNL), publicaron un estudio sobre el comportamiento de aves y demostraron que la biodiversidad favorece a los cultivos de arroz agroecológico, en comparación con aquellos en los que se utilizan agroquímicos.

En cuanto a la actividad enzimática en suelos, “si bien no se incluyó en el presente trabajo, ahora se cuenta con datos de cultivos agroecológicos de la misma región, adonde no se encontraron residuos de pesticidas y los valores de actividad enzimáticas del suelo son casi normales, por el efecto de las plantaciones”, que “para conservar la fertilidad de los suelos y no contaminarlos, la agroecología es el único método verdaderamente sustentable”.

En el mes de junio de este año se presentó un proyecto de ley nacional para fomentar la agroecología como una alternativa a la producción convencional. “Es necesario medir otras enzimas, ver cómo van evolucionando a lo largo del año y si se alcanzan a recuperar en el período que queda el campo sin cultivar. Hay varias cuestiones para analizar y ver cómo hacer para que la actividad enzimática sea más elevada durante la próxima temporada”, sugieren desde el equipo científico.

Desde el Ministerio de Ciencia y Técnica de la Nación, la Secretaría de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena y la Dirección Nacional de Agroecología, con la participación de las organizaciones del sector, se presentó también un proyecto que “busca impulsar el desarrollo de la agroecología a escala nacional, como una alternativa a la producción convencional”.

Por el contrario, representantes de los agronegocios se mostraron incómodos con la idea de discutir el actual modelo productivo. Después que se conocieran los ejes de formación en temas ambientales, obligatorio para funcionarios públicos, previsto por la Ley Yolanda, el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) emitió u comunicado donde consideró nula a esa capacitación.