La lluvia no fue un inhibidor para que esta mañana la sede de Rosario Central en Mitre al 700 esté atestada de centralistas en una ordenada y extensa cola que dobla por calle Rioja y se extiende más allá de dos cuadras.

Por fortuna, la cola avanza rápido. “El agua  no importa, con tal de entrar el domingo”, dijo un hincha, estoico y resuelto a irse de allí con su ticket. 

Algunos con paraguas, y muchos desafiando el mal clima, los socios de Rosario Central se aprestan con paciencia de monje tibetano a adquirir las entradas de platea, así como personas con discapacidades, y el bono por el Día del club. Las entradas para el sector popular se adquieren en la cancha.

Hubo quienes se quejaron de la decisión de la dirigencia de abrir la venta de entradas por tres días hábiles, cuando “hace semanas que se sabía la fecha”, rezongaron algunos en la hilera. De haberlo dispuesto antes, “no habría gente acumulada en la sede con la lluvia en sólo tres días”.

También hubo quejas de que se exigía a los socios la cuota al día de septiembre “cuando se podía entrar siempre con un mes adeudado”.