__tadevel:head__

Miguel Gastaldi recuerda cada detalle de aquel fin de semana. El primer mensaje de texto lo recibió el viernes a la tarde, minutos después de salir de su estudio. "Participá, respondé todas las preguntas y ganá un Mini Cooper 0KM", leyó en la pantalla de su teléfono celular. El concurso le pareció tentador. Apretó la opción de "responder" y empezó a participar del juego. Las preguntas, la mayoría sobre cultura general, se extendieron hasta el domingo a la noche. Fueron 300 mensajes en total. 

A medida que pasaban las horas y las consultas eran contestadas con éxito la empresa Claro lo incentivaba con distintas consignas: “¿Te gusta el auto? Ya casi lo tenés”, “Qué color te gusta” o “¿Tenés carnet de conducir?”. Cuando finalizó el concurso, Gastaldi se comunicó con la oficina de atención al cliente de la compañía para que le dijeran los pasos a seguir para hacerse con el auto. Sin embargo, la sorpresa fue mayúscula: una dulce voz femenina le informó que sólo había  ganado el derecho a participar de un sorteo a través de la Lotería nacional.

 

Este abogado rosarino decidió llevar su caso a la Justicia. Para calmar su ira, le ofrecieron reembolsar el dinero de la factura donde aparecían los cargos provocados por el concurso: de un promedio de 180 pesos mensuales pasó ese mes a más de 2 mil. Rechazó esa oferta.

Seis años después de aquella demanda, en agosto de 2014, un juez condenó a la empresa a entregar el auto. El magistrado consideró que la firma cometió "publicidad engañosa". "Nos encontramos frente a un mecanismo de publicidad tendiente a engrosar las facturas de los usuarios ”, planteó en aquel entonces el juez Civil y Comercial Hernán Carrillo.

La resolución no hacía lugar a la demanda por daño moral y daño punitivo, por lo que Gastaldi apeló la decisión, algo que también hizo la compañía pero por la totalidad del fallo. "Si todo sale bien en 30 días sale la nueva sentencia, todo hace suponer que será favorable", le cuenta Gastaldi a Rosarioplus.com. El letrado estima que la indemnización total alcanzará los 650 mil pesos.   

El abogado espera que su caso siente "un precedente" en "la desigual lucha" de los usuarios con las empresas telefónicas por los abusos e irregularidades que comenten. “Teniendo derechos podés llegar a la Justicia y ganar. Pero la gente tiene miedo y no se anima a ir hasta las últimas consecuencias. Hay que consultar a un profesional o ir a Defensa del Consumidor", aconseja. 

Pese al litigio y su malestar por aquella estafa, Gastaldi nunca cambió de compañía. Eso sí: conserva la costumbre de reclamar y protestar ante cualquier atropello.  Puede dar fe que el usuario casi siempre tiene la razón.