El director del Instituto de Políticas Públicas de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Travestis y Transexuales (LGBT+), Esteban Paulón, defendió la participación de la nadadora trans estadounidense Lía Thomas en una competencia universitaria de 400 metros, de la que resultó ganadora aunque ello le valió la desconsideración de sus rivales. Ninguna la saludó tras el final de la prueba, y algunas alegaron una supuesta "ventaja deportiva", lo que alimentó la polémica en el mundo del deporte sobre la inclusión de deportistas trans.

"Esta es una discusión mucho más amplia que abarca a toda la sociedad y a los deportes masivos y de elite; si no, habría que preguntarse por qué no hay jugadores de fútbol o de básquet que hablen abiertamente de su orientación sexual; ninguno dice si es gay o bisexual", declaró Paulon en LT8.

En este sentido, el referente del colectivo LGBT+ recordó que, "en este caso, hay leyes que reconocen el género autopercibido, según la cual una persona puede competir en un deporte binario según el género en el que se autopercibe. Legalmente es una mujer y tiene derecho a competir".

Consultado sobre el argumento de algunas nadadoras y de sectores que cuestionan la justicia de la participación de personas transgénero, Paulón respondió: "Con respecto a la ventaja deportiva, aparecen estos discursos de sectores que quieren contraponer derechos de unos contra derechos de otros o de otras, que parten de un pensamiento binario, que divide al deporte y a la sociedad en sexos, como si no se pudieran compartir los espacios".

"Decir que hay ventaja es como si dijéramos que las personas de determinada religión no pueden competir en natación porque desde niños se acostumbran a vivir en determinadas condiciones que favorecen la práctica de ese deporte. Sería un absurdo, pero, cuando planteamos esto con la cuestión de género, hay gente a la que le parece bien", planteó.

El jueves último, la nadadora Lía Thomas se convirtió en la primera atleta transgénero en ganar un título de la División I de la Asociación Nacional Deportiva Universitaria de Estados Unidos.

El debate sobre la participación de las atletas trans está fuertemente presente en el deporte mundial desde 2015, cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) cambió sus reglas y habilitó su participación en competencias femeninas si sus niveles de testosterona -la hormona que aumenta la masa muscular- están por debajo de cierto umbral.

Esa decisión permitió que la pesista neocelandesa Laurel Hubbard participara en Tokio 2020 el año pasado -fue eliminada antes de la lucha por las medallas- y se convirtiera en la primera atleta trans de la historia en un Juego Olímpico.