El consultor en diversidades y presidente de la Fundación Encontrarse en la diversidad, Ariel Dorfman, será parte este martes de una tarde de lectura y taller organizada por la agrupación de mujeres feministas judías Read Cycle, donde se propone repensar los vínculos bajo el título "No sea cagón, vincúlese con dulzura: relaciones, poder y masculinidades". La cita es a las 18 en la Biblioteca Argentina, por Presidente Roca 731.

¿Es posible pensar las masculinidades desde la masculinidad? ¿Cuáles son las dificultades de los varones para introducirse en un proceso de enclave de género? ¿Qué otredades masculinas existen? ¿Qué resistencias aparecer al trabajar estos temas? ¿Es posible ser varón y feminista? ¿El feminismo es para todo el mundo? Algunas de estas preguntas se buscarán desandar este martes en el encuentro, de entrada libre y gratuita.

Sobre esto adelantó un poco Dorfman en diálogo con Perry Maison, Mariana Soto y Juan Stecca en Muy rico todo, por Sí 98.9. ““Somos machirulos, arranquemos desde ahí, y al hacernos cargo de eso podemos ver cómo lo pensamos. Sabemos que las mujeres feministas vienen dialogando sobre los vínculos con las masculinidades, y lo que falta es que nosotros hablemos también”, aseguró.

Según precisó, “históricamente entre los varones se golpearon unos a otros, y no es casual que los golpeados siempre hayan sido los varones no hegemónicos. Lo que buscamos es hacer algo para que no haya una sola masculinidad permitida, todo se puede poner en cuestión. No es aprender de cero a ser varón, sino aprender que hay muchas formas de serlo, distintas sensibilidades y sexualidades como varón”.

Perry entonces referenció: “Hay un masculinidad hegemónica y al costado hay otras con las que tensionan mucho, a las que cagaban a palos”. A lo que respondió: “Yo soy varón hetero cis y soy libre, y lo que quiero es estar atento a no ser opresor de otras identidades. No soy un aliado, estoy en una disputa feminista como varón, entendiendo que el feminismo busca la igualdad”.

La idea que propuso entonces es “no generalizar para evitar reproducir estereotipos”, y por ejemplo en la paternidad ejemplificó: “En la concepción histórica de la paternidad, yo tengo que ser solamente el proveedor de mis hijos. Lo afectivo y la contención no se habilitan. La idea es que equilibremos responsabilidades a la vez que encontremos roles donde estemos más cómodos”.

Convocó a hacer el ejercicio de analizar lo grupos de Whatsapp donde se reproducen discursos violentos, con chistes y videos porno: “Hay que preguntar qué piensan los que nunca dan su opinión porque quizás no tienen el espacio, y todos tenemos algo importante para decir. Estos tiempos se tratan de acordar todo el tiempo, hay que escuchar a todas las partes. Ojo con el silencio como neutralidad, porque si lo que se plantea es violento, el que se calla es cómplice. Y si no podés hablar por miedo, entonces ahí también sos víctima de miradas hegemónicas”.

Entonces analizó: “Para que haya diversidad hay que involucrarse activamente, en cualquier trabajo o en grupos, es hacer política activa, sea partidaria o apartidaria”, y dio un claro ejemplo de cómo se activa: “Si tenés un amigo que para ir a jugar al fútbol con sus amigos debe mentirle a su pareja, yo le diría que repiense ese vínculo donde no puede él ser libremente, y dejar de ser cómplice de una mentira. En la masculinidad vivimos las cosas como una cofradía, y por eso hay que bancar como sea, aun mintiéndole a la pareja de ese amigo”.

La propuesta es decir lo que incomoda, “cortar el mambo cuando uno se zarpa como los grupos de Whatsapp que tienen funciones determinadas –como los grupos escolares- y que aun así terminan siendo un canal de porno”, explicó.

En torno al poder, Dorfman recordó que “pareciera natural que tenemos la palabra siempre, y hay que repensar cuánto dejamos hablar a las mujeres. No es un acto consciente ni individual, es colectivo interrumpir a una mujer o explicarle las cosas como son”.

Escuchá la conversación en Muy rico todo:

#MuyRicoTodo - Ariel Dorfman by Sí 989