El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el ente que preside Susana Mirassou, elaboró un manual de lenguaje inclusivo para usar en el ámbito del organismo y se volvió viral en redes. Según detallaron, el documento “no tiene carácter sancionador ni restrictivo, sino que busca ser una guía, una herramienta de trabajo útil con enfoque de género”.

“Aspiramos a que permita revisar los usos en distintas situaciones comunicativas (oral, escrita, formal e informal, interna y externa) y propicie el uso de un lenguaje inclusivo que evite la discriminación y reproducción de los estereotipos de género”, subraya el manual.

La guía propone “la utilización de pronombres y determinantes sin género”: sustituir el uso de “el”, “los”, “aquel” o “aquellos” seguidos del relativo “que” por “quien”, “quienes y “cada”. Por ejemplo, aconseja reemplazar la expresión “el que suscribe” por “quien suscribe”.

Además, sugiere evitar el uso de los artículos “las/los” porque “no es necesario usarlos siempre, ya que existen palabras que incluyen a las mujeres y a los hombres”. También propone no utilizar “los niños y las niñas” y reemplazarlo por “la población infante” o “la infancia”.

“Para el caso de los nombres colectivos recomendamos un uso no discriminatorio y que haga referencia tanto a hombres como a mujeres”, aconseja el manual. En lugar de usar “los trabajadores del INTA”, se sugiere hablar de “la planta del INTA”. Entre los ejemplos menciona no usar “los funcionarios” y sí “el funcionariado”.

Sobre la “x” y la “e”, señala: “Como vemos a diario en el lenguaje más coloquial que intenta eludir el sexismo, el uso de la “x” y la “e” aparecen como posible solución. Utilizar estas dos formas en reemplazo de las vocales temáticas de los sustantivos, adjetivos y pronombres es, ciertamente, una manera de evitar que el lenguaje tenga una carga de sexismo"

Y agrega: "Dicho esto, e independientemente de que estas formas suelen funcionar bien para la oralidad o mensajes escritos informales (WhatsApp, redes sociales, etc.), son contraproducentes a la hora de amalgamar lenguaje inclusivo y coherencia gramatical”.

“Más allá de que la recomendación es evitar estas formas en contenidos institucionales (entre otras cosas, la x presenta el problema no menor de la pronunciación y la “e” también responde a palabras de género masculino en algunos casos como el de “representante”), cualquiera de estas alternativas puede ser suplida por opciones que, dentro de estructuras que den sentido a la gramática, pueda contener a ambos géneros”, advierte.