Para muchas religiones, y sobre todo fundamentalismos religiosos, las personas LGBT+ somos entendidas como un pecado, una aberración, les causales de las pandemias y apocalipsis. También hasta los 90, la "homosexualidad" era considerada como una "enfermedad" en los manuales de enfermedades mentales. Hoy se sigue luchando a nivel mundial por la no patologización de la "transexualidad" al persistir la "disforia" o "incongruencia de género" en esos mismos manuales.

También fuimos delito. Hasta el año 1996, en la Ciudad de Buenos Aires, convivíamos con artículos que expresamente criminalizaban la homosexualidad y el travestismo en los Edictos Policiales. En el año 2012, recién un día después de que se aprobara la Ley de Identidad de Género en Argentina, se derogó el último artículo en la última provincia que tenía esta normativa vigente. El 2012 fue ayer, y aún subyacen todos estos resabios sociales, políticos y culturales de ser considerades pecado, enfermedad y delito, que nos llevaron a tanta violencia, marginalidad, expulsión, discriminación, persecuciones, asesinatos.

Todo esto generó resistencia, lucha y organización. Siempre destacamos que en la historia del movimiento LGBT+ es importante analizar -entre otros aspectos desde ya- la coyuntura y el contexto junto con las consignas de la Marcha del Orgullo donde, por ejemplo, en 1992 se marchó bajo la consigna "Libertad, Igualdad, Diversidad". Así fuimos exigiendo, luchando, hasta que se dio un momento histórico, social y político, en 2003, donde los derechos humanos -los de todes- empezaron a ser verdaderamente una política de Estado, y donde pudimos ir por más, por nuestros derechos igualitarios, consagrados hoy en tantas leyes como nos fue posible presentar e impulsar en aquella coyuntura: leyes de Matrimonio Igualitario, Identidad de Género, Reproducción Médicamente Asistida, Servicios de Comunicación Audiovisuales, Interrupción Voluntaria del Embarazo; la reforma al Código Penal, que incluyó el agravante por crímenes de odio hacia la diversidad sexual; el nuevo Código Civil y Comercial; la Ley contra la Discriminación en CABA, y tantas otras leyes y ordenanzas que contemplan a la diversidad, como la inclusión laboral, el acceso a la salud y el cupo laboral para personas trans en distintos lugares del país. No es casual que sean las veintiséis mil los números de las leyes nacionales en esos años.

Hace unos meses, un decreto presidencial estableció el cupo para personas trans en la administración pública. Lo mismo hicieron ambas cámaras del Congreso. El 24 de junio, finalmente, este cupo se consagró también como ley ampliando y dando un paso más en las políticas públicas que aún se requieren para revertir la crítica situación que atraviesan, desde hace décadas, las personas trans en nuestro país.

El país hoy, a casi diez años de Ley de Identidad de Género, con leyes de cupo laboral provinciales, municipales y ahora a nivel nacional, aún no ha podido revertir ese alarmante número de 35/40 años de expectativa de vida de la población trans. Por eso sostenemos que este derecho al cupo es un paso en el camino hacia más políticas públicas integrales, que permitan atender eficazmente esta realidad. Es un camino hacia una Ley Integral Trans que las contemple; que promueva el ejercicio pleno y en condiciones de igualdad de derechos, contribuya a garantizar el respeto de su dignidad y la inclusión a nivel cultural, económico, laboral, en el ámbito de la salud y de la educación, así como en otros ámbitos de su vida ciudadana.

Cada 28 de junio se conmemora esa primera Marcha del Orgullo de 1969, en Stonewall, Nueva York; ese hito, esa revuelta que con resistencia y lucha soportó todo tipo de violencia y marchó con orgullo, embanderades en un arcoíris de diversidad. Este 28 de junio, en el marco del Día Internacional del Orgullo, celebramos la diversidad con la aprobación de una nueva ley, que propone igualdad real para les compañeres trans, sin que el árbol nos impida ver el bosque. Por eso vamos por la Ley Integral Trans y una nueva Ley Antidiscriminatoria Nacional, como movimiento social y político que construye igualdad en todo el país.