Un fallo judicial empieza a reparar la inaudita cadena de suplicios que padece una empleada del Servicio Penitenciario de Santa Fe, y le ordena al Estado provincial que la reincorpore en su trabajo, a dos años de haber sido cesanteada en circunstancias polémicas. El origen de la cesantía fue haber denunciado lo que le pasó el 14 de julio de 2017: según ella, sus dos jefes máximos en el Instituto Correccional Modelo Nº 1 de Coronda, simplemente, la encerraron en un puesto de vigilancia y la violaron. Ella desde entonces quedó sin trabajo ni haberes, y su denuncia naufragó en una fiscalía. Por eso su abogado denunció a la fiscal a cargo y consiguió que el Ministerio Público de la Acusación le quite la causa y se la asigne a otro fiscal.

El fallo salió el viernes pasado y corresponde a la Cámara en lo Contencioso Administrativo de Santa Fe, que ordenó al Ejecutivo reintegrar a su empleo a la suboficial del S.P.S.F. a quien sus superiores de la cárcel de Coronda le promovieron la cesantía en circunstancias que el tribunal consideró arbitrarias. Es que el despido de la mujer sobrevino a partir de que ella denunció en 2017 precisamente a sus dos jefes (responsables entonces de la Unidad Penal N°1) de abuso sexual durante una jornada de trabajo. Y de allí en más, padeció un calvario con malas consecuencias para su salud y que derivaron en la cesantía en 2019. La guardiacárcel había tomado licencia médica tras la violación sufrida, y por faltar un día después, se la acusó de "abandono de servicio". En el sumario administrativo se le reprochó que “no guardó un comportamiento decoroso conforme a su cargo y su función". Eso, a días de haber sido ultrajada en su lugar de trabajo y por sus autoridades.

El tribunal, integrado aquí por los camaristas Federico Lisa, Enrique Aragón y Leonardo Deb, hizo lugar a una medida cautelar que interpuso la suboficial cesanteada, F.M., a través de su abogado, Martín Mazzeo. Allí la mujer pidió la anulación del decreto 2733/19 por el cual el Estado provincial la sacó del Servicio Penitenciario y la dejó sin haberes. Así transitó el año pasado, en pandemia, su situación, con hijos y con su esposo –también empleado penitenciario– trasladado de destino luego de aquella denuncia de abuso sexual contra los jefes. 

De acuerdo con el resumen del caso, a F.M. le armaron un sumario administrativo exprés ante Asuntos Internos, con irregularidades y tendiente a sacarla del Servicio Penitenciario luego de que ella no acatara la orden de callar la agresión sexual que había sufrido. Y para echarla, se valieron de un día en que faltó a su trabajo sin la debida justificación. Todo en el contexto de que venía de una licencia médica posterior al abuso sexual sufrido.

F.M. había sido destinada a vigilancia en una garita alejada en el presidio corondino. Denunció que el 14 de julio de 2017 fue forzada y violada en ese sitio por el director y el subdirector de la cárcel en ese momento. Y enseguida, amenazada con quedar cesante para que callara lo sucedido. "Por eso ella al principio, temerosa, no denunció", explicó su abogado. El 13 de agosto, no obstante, fue suspendida y puesta en disponibilidad, sin goce de sueldo, hasta hoy. Luego, el trámite avanzó hasta su cesantía. Por eso luego tomó coraje y denunció a sus jefes por el ataque sexual.

“Suponiendo que la falta administrativa endilgada es verdadera, la sanción aplicada no guarda la debida proporción con la supuesta falta cometida", planteó su abogado ante la Cámara. Y para pedir la restitución del empleo, señaló que "no resulta menester explicar que el pago de un sueldo, inferior a la canasta básica de alimentos, ponga en jaque las finanzas de la Provincia”.

Los jueces atendieron la falta de imparcialidad en el sumario administrativo contra F.M., y el hecho de que se la sometió a una audiencia sin la presencia de su abogado defensor. Entendieron entonces que todo eso "hace presumir que el objetivo de ese proceder es alcanzar la autoincriminación" de la agente acusada de abandonar su responsabilidad como penitenciaria. 

Alegó, además, que se le imputó "ausentismo laboral sin aviso" para el 14 de agosto de 2017 cuando consta que ese día estaba con licencia por enfermedad. Esta Cámara –a diferencia del fuero penal, donde primó la impunidad– atendió el hecho de que la suboficial denunció a los por entonces director y subdirector del Instituto Correccional Modelo I de Coronda, quienes precisamente impulsaron luego las actuaciones administrativas para cesantearla. La denuncia fue por "abuso sexual con acceso carnal, incumplimiento de los deberes de funcionarios públicos y amenazas coactivas". Por lo tanto, la agente despedida asumió que "con la cesantía se dio cumplimiento a las amenazas perpetradas", según reza la resolución firmada por los vocales de Cámara Lisa, Aragón y Deb. 

El tribunal, entonces, falló a favor de la suboficial F.M. y ordenó al Estado provincial suspender la cesantía aplicada y reincorporar a la agente a su trabajo, "a quien deberá asignársele tareas acorde a su estado de salud y género". 

La fiscal bajo sospecha

Martín Mazzeo, abogado defensor de la suboficial, denunció a la fiscal de Santa Fe Alejandra Del Río Ayala, a quien acusa de frenar el avance de la causa penal que debiera indagar en el abuso sexual referido.

El letrado radicó la denuncia ante el Ministerio Público de la Acusación que conduce Jorge Baclini y al fiscal regional de Santa Fe, Carlos Arietti. Según contó a RosarioPlus.com, se basó en un audio que recibió y en el que un allegado a la abogada de uno de los jefes penitenciarios denunciados le pidió a la fiscal que no impulse el avance de la investigación. "El problema no es que la abogada llame a la fiscal, sino que la fiscal se hizo eco de ese pedido", observó Mazzeo.

El abogado contó, además, que el psiquiatra de la suboficial penitenciaria fue relevado de su secreto profesional y afirmó que la mujer presenta secuelas típicas de toda víctima de abuso sexual. Lo grave es que fue a Fiscalía el año pasado para declarar, pero lo mandaron de regreso. "Una secretaria salió y le dijo que viniera en otro momento porque en ese momento no lo podían atender", comentó Mazzeo. 

Por esa denuncia, la investigación penal pasó a manos del fiscal Roberto Olcese, quien se comprometió a tomar declaración testimonial al psiquiatra de F.M. 

"El psiquiatra es contundente, y Fiscalía no quiso escucharlo todavía. Si lo escuchan, no hay otro camino que la audiencia imputativa contra quienes eran director y subdirector en ese momento del penal de Coronda", dijo Mazzeo, en alusión a E.S. y P.M. que ahora siguen cumpliendo cargos jerárquicos en el Servicio Penitenciario. Sus nombres se publican solamente en iniciales porque no están imputados, precisamente.