El término “paternar” existe y no muchos lo saben, y en el día que se celebra a los padres, que además de habilitar la vida son formadores de las identidades de sus hijos, es bueno poner la lupa en las historias de algunos que se ocupan en igual o incluso mayor medida de las tareas de cuidado en este mundo cambiante donde los roles se repiensan y ponen en juego.

Por necesidad o por circunstancia, por deseo o por resignación de la vida laboral, existen los padres que se dedican a educar a sus hijos y el hogar mientras las madres salen a buscar el pan. Algunos con home office, otros manejando sus horarios laborales, y hay incluso (los menos) quienes deciden directamente no trabajar porque el sueldo de ellas es suficiente para sostener la economía familiar.

Algunas ideas que surgen sobre la acción de paternar se relacionan con que el padre proveedor y protector tradicional entra en conflicto con la idea de una paternidad afectiva, cercana e igualitaria.  El European Institute for Gender Equality define una “masculinidad cuidadora” como lo opuesto a la “masculinidad hegemónica”, ya que se basa en el compromiso activo de los varones en el cuidado, en vez de su participación a través de la sola provisión económica.

Según investigaciones sociales, el modelo de padres cuidadores parece vincularse con el escenario socio-político actual en el cual las demandas por mayor equidad y participación de los varones en el cuidado son parte de los debates públicos. Algunos de estos se han transformado en la revisión de políticas de licencias y reglas del mercado laboral, como sucede desde 2021 que muchas organizaciones argentinas reclaman la legislación de una extensión en las licencias de paternidad a 30 días y remuneración, para que ellos sean parte activa de esos primeros difíciles días de un bebé nacido.

El home office y el Mascherano de la familia

Lionel vive en Fisherton junto a su compañera Noelia , y sus hijos Aruma de 7 años y Gael de 4 meses. Su organización de la dinámica familiar ha ido mutando en el último tiempo, pero se puede decir que Lionel es quien mayormente se aboca a las tareas de cuidado y Noelia quien trabaja durante más horas, lactancia de por medio y todo.

El padre de la familia contó a Rosarioplus.com que “Noelia es Messi que mete los goles, y yo sería Mascherano que atajo todos los penales”. Sucede que ella es psicóloga dedicada a los recursos humanos y él es comunicador social, y ambos trabajan desde su casa en una consultora que lanzaron hace pocos meses. Pero durante unos cuantos años y hasta hace poco, la familia vivía del sueldo de ella, quien trabajó en una empresa aseguradora con un sueldo que bastaba para todos, hasta que nació Gael.

El bebé de la familia trajo el pan bajo el brazo, y la pareja se animó a lanzar su propia consultora de recursos humanos, con la experiencia que Noelia ya tenía, y de esta manera, ambos trabajan home office y se organizan los horarios.

“Siempre pensamos en equipo y nos vamos cubriendo, y seguiremos reorganizando a medida que cambie de trabajo. Suma mucho que trabajemos desde la casa porque Noe le da la teta a Gael sin problemas. Como es la que tiene la experiencia, ella es la que está muchas horas con la consultora y yo las menos”.

Consultado sobre lo que le produce ser quien en mayor medida se ocupa de las tareas de cuidado, Lionel aseguró: Me siento un privilegiado de tener mucho más tiempo para jugar con mis hijos, puedo ir todas las tardes a la plaza a jugar con mi hija, la veo crecer, sus ocurrencias, me acompaña a hacer las compras y con el bebé. Aruma es muy artista y siempre estamos pintando o haciendo cosas con arcilla o algún material”.

Destacó sobre el privilegio de estar en el hogar: “Veo a amigos y compañeros padres que no lo viven. Es impagable y no lo cambiaria”. Sin embargo aclaró: “No reniego de mi deseo, que no sé si es por mandato o qué pero por momentos quisiera estar en un trabajo formal. Se juegan cosas de desarrollo profesional y quizás el mandato también”.

Lionel y Noelia antes de trabajar y vivir en el barrio Fisherton recorrieron Latinoamérica con un proyecto educativo propio llamado Hilando América, que llevaban talleres a escuelas y centros culturales. En ese marco, y en México, nació su hija mayor, quien “fue parte de la confección de un libro de juegos con hilos que publicamos, y ella fue una partícipe activa de esos talleres”, recordó con satisfacción.

El Whatsapp de papis

En un grupo de amigos “papis” de Rosario y de Funes funciona muy activamente un grupo de Whatsapp donde se consultan entre ellos cuando surgen dudas en momentos que apremian con el sueño o la salud, o en las tareas de sus pequeños. Y en el marco de los planteos que allí surgen en torno a las nuevas masculinidades, surge la idea de que "no es igual ser padre que paternar, porque paternar es una decisión política", algo que cabe, tanto en los hogares como hacia los vínculos sociales y escolares que ellos viven.

Yayo es uno de los miembros de ese grupo de amigos, y relató: “En el grupo de Whatsapp discutimos mucho sobre nuevas masculinidades, hablamos de cuál es nuestra responsabilidad al enterarnos de casos extremos de violencia de género, qué hacer para no reproducir la violencia aceptada socialmente. Mucho tiene que ver con la generación a la que pertenecemos y mucho es propio de cada uno que vamos buscando mejorar, y no me veo ni lejos como un ejemplo de nada. Claro que tenemos muchas torpezas”.

Las historias de Yayo en las redes sociales suelen divertir a más de uno de sus contactos, ya que suele hacer videos disfrazados con las hijas, bailando con música, haciendo artes plásticas o haciendo muecas, cuando no hacen expediciones por campos perdidos de la región o en las islas.

Padre de dos niñas junto a Sofía, Yayo aclaró: “En nuestra familia no tenemos roles tan definidos y estancos, que uno se encargue del cuidado y el otro del aporte, sino que está más entreverado, Son fronteras difusas. Con más tropiezos que aciertos venimos bien: vamos cambiando la estructura y la dinámica de la familia según las necesidades. Por ejemplo en este momento Sofi tiene un proyecto home office y yo tengo un trabajo transitorio afuera, así que justo estos meses está más ella, pero como los dos disfrutamos mucho estar en casa en familia, a veces nos peleamos para estar con ellas”.

En torno a tareas, Yayo ejemplificó: “El fin de semana pasado hice 4 tartas para que no cocine siempre Sofi. Ella de los dos está un poco más en estos tiempos, pero los dos tenemos trabajos que aportan a la economía familiar, y cada tanto las cosas cambian según los trabajos que nos surgen a los dos”.

Paternar: papás rosarinos en una de las formas de la nueva masculinidad

Paternar es político

Cuando fue papá por primera vez, comenzó un proceso interno y revelador: “Con mi primer hija  empecé a aprender (y sigo aprendiendo) a paternar, que es una decisión política –descubre Yayo–. Hago un esfuerzo y con más tropiezos que aciertos, y veo que hay más claridad en generaciones más jóvenes de hombres, por cómo fuimos criados nosotros. Esto es algo que hablo con Sofía y con las nenas siempre”.

“Digo que es una decisión política porque también llevo esto a la escuela, porque venimos de generaciones que no se discutían muchas cosas, como que eran las mamás las que se encargaban de las tareas. Nos peleamos a veces con la escuela por los criterios que reproducían, y los grupos de papis y de mamis (que eran dos grupos diferentes), ahora nosotros los convencimos de integrarlos, así los papás que son separados también se enteran lo que pasa con sus hijos en la escuela”, ejemplificó Yayo.