El secretario de formación y capacitación en el Ministerio de Igualdad y Género provincial y coordinador de Género y Sexualidades de la UNR Luciano Fabbri fue consultado en Depretemporada por Sí 98.9 sobre su visión ante las repercusiones del juicio por el asesinato a golpes del joven Fernando Baez Sosa, por las implicancias sexistas y raciales que se vislumbraron al conocerse los testimonios.

“Cabe pensar el caso desde la perspectiva de género aunque la víctima no haya sido una mujer o una persona de la diversidad sexual, porque la violencia entre varones como mecanismo de resolución de disputas está socialmente naturalizada", según explicó el referente en masculinidades.

“Los varones somos sujetos de género y la masculinidad es una construcción, escuchando discursos sobre cómo debe ser un varón o cómo actuar para ser reconocidos. Esos mandatos como ser fuertes, ser competitivos, no mostrar fragilidad o sensibilidad, ser autosuficientes”, referenció en torno a la temática, donde “las situaciones de conflicto se dirimen en ejercicio de las violencias, y cuando se ejerce en grupo, es para demostrar a los espectadores cuán masculinos son”.

En este sentido, Fabbri explicó que “amerita ver cómo los mandatos de masculinidad se refuerzan en la lógica disciplinar del rugby, y la enseñanza es con los modelos de referencia familiar y de ídolos deportivos. Si crecés en una inferior de rugby en que los domingos la anécdota es cómo se cagaron a trompadas la noche anterior en el boliche, ese es el referente y se entiende que es lo que hay que hacer en el ascenso, y se puede pensar que eso refuerza la cohesión del grupo para luego ser llevado al campo de juego”, ejemplificó.

Por el contrario, analizó cómo el mensaje de la Selección Argentina “justamente muestra la posibilidad de otras formas de ser varón, de cómo se hablan con amor y cariño entre ellos, y ese ejemplo lo vieron millones de personas”.

En esa misma línea destacó la actitud del referente del rugby retirado Agustín Pichot, quien cuenta en el testimonio que dio que “puede cuestionar el ritual de iniciación de bautismo en que por una mordida en los glúteos no se pudo sentar cuatro días, y pudo hacerlo público cuando ya se retiró, y consagrado”.

Entonces precisó en torno a los pactos de virilidad: “Tenemos que generar otras conversaciones y generar herramientas para que esto no se viva como traición en un grupo de varones cuando uno de ellos dice ‘esto no da’. Para que no sean recién los pocos consagrados los que se animen a cuestionarlo”.

Para promover estas nuevas conversaciones, Fabbri ejemplificó que existen las llamadas “rondas de varones” (promovidas también desde la Secretaría de Género municipal), donde desde la provincia las promovemos desde el Programa de Masculinidades por la Igualdad. Son talleres presenciales con varones de diferentes ámbitos (las instituciones lo pueden solicitar), de clubes, sindicatos, cadetes, bomberos, trabajadores comunales. Se conversa desde la experiencia, opiniones y creencias sobre cómo los mandatos afectan las dinámicas de complicidad y consentimientos. Incluso nos afecta en la salud: nos pensamos invencibles, que no nos va a pasar nada pero vivimos siete años menos que las mujeres y tenemos una tasa de suicidio tres veces mayor que las mujeres, protagonizamos la mayoría de los accidentes de transito letales y mayor consumo problemático de alcohol y drogas. La cirrosis hepática es una de las principales causas de mortalidad de los varones. Lo que queremos es trabajar en ser mejores”.

Escuchá la entrevista a Lucho Fabbri:

#Depretemporada - Lucho Fabbri by Sí 989