En el marco de un nuevo #8M, Día Internacional de la Mujer, la Usina de Datos de la Universidad Nacional de Rosario presentó un informe especial que visibiliza las desigualdades de género. De acuerdo al relevamiento, el trabajo no remunerado para el propio hogar sigue siendo mayoritariamente ejecutado por mujeres.

El informe especifica que el porcentaje de las tareas domésticas y de cuidado que realizan las mujeres fue de un 76% a un 70% en los últimos cuatro años. “Este hecho muestra un cambio año a año que, sin embargo, no modifica aún la desigualdad estructural entre mujeres y varones frente al trabajo doméstico no remunerado”, subraya.

Los números

Las mujeres destinan, en promedio, 2 horas 55 minutos diarias a estos trabajos, mientras que los varones le dedican 1 hora 36 minutos. Estas tareas incluyen: limpieza de la casa, aseo y arreglo de ropa, preparación y cocción de alimentos, organización de compras, reparación y mantenimiento del propio hogar.

En cuanto al cuidado a integrantes del hogar—niños, niñas, personas enfermas y/o adultas—, las mujeres le dedican un promedio diario 1 hora 45 minutos; mientras que los varones dedican solo 50 minutos diarios. Estas tareas incluyen el tiempo de traslado a las distintas actividades y el apoyo en tareas escolares. En total, las tareas de trabajo doméstico y de cuidados representan el 19% del tiempo disponible por día para las mujeres y el 10% del día de los varones.

“Esta desigualdad repercute en peores formas de inserción socio-ocupacional, mayor carga horaria de trabajo total y menor tiempo disponible para actividades personales como el autocuidado, la socialización y el entretenimiento, entre otras”, expresa el informe.

Brecha laboral

La participación laboral de las mujeres en el Gran Rosario es menor que la de los hombres, con una tasa de actividad femenina del 53,7% en comparación con el 71,4% de ellos. Como corolario, la brecha salarial entre hombres y mujeres es significativa debido a que las mujeres ganan en promedio un 26 % menos que los varones.

“A esto se suma que  al final de la edad activa, se requiere de políticas públicas de inclusión previsional para garantizar a las mujeres el acceso al derecho a la seguridad social”, según se desprende del análisis.

Espacio público

La desigualdad de género también se refleja en la forma de circular por el espacio público. Como ejemplo, las mujeres rosarinas circulan mayormente en colectivo mientras que el medio de transporte más usado por los varones es el automóvil particular. Además, los desplazamientos de las mujeres están condicionados por las tareas de cuidados.

Educación

En cuanto a la educación, las mujeres rosarinas tienen mayor nivel educativo formal que los varones y mayor participación en el sistema de ciencia e investigación de la UNR. “Esta mayor cantidad de años de educación formal de las mujeres y avance en actividades de ciencia e investigación abre interrogantes sobre un fenómeno que en la historia reciente era exactamente opuesto”, sostiene el documento.