Poco después de las siete y media de la tarde, cuando el día no dejaba resto de atardecer Matilda puso ritmo con esa musiquita electropop de letras pensantes a los cuerpos que llegaban al Anfiteatro Humberto de Nito. Era el río y su continuidad advirtiendo de una noche preciosa, y el baile de ‘Checho’ Godoy le puso el sello. Garantizado.

Las burbujas de gente, unidas de a tres o cuatro, se movían con el cobijo de estos tiempos, en que compartir es por pura elección, y se sintió entre las selfies con barbijo y el escenario de fondo, las latitas de cerveza y los infaltables bailarines señalados por el láser verde para que se sienten.

En la espera de la dorada banda de Daffunchio y Sokol se escuchó el extrañado agite de cancha infaltable, que con chiflidos decía ‘vamo las peló, las peló’. Y salieron de bambalinas todos ellos, a habitar el espacio ceremonial, cada cual arriba de una alfombra, como cuando grabaron su disco ‘Versiones desde casa’, en esa edición intimista, pues pandemia.

Así se sintió lo íntimo cuando sonaron los acordes de ‘Cuántas cosas’, con un atardecer naranja proyectado en el fondo, Germán en el centro de la escena, y el resto emulando ese círculo sagrado de haber sonado aislados en el encierro. Esa burbuja tan querible de ska y reggae en tono desenchufado con cajón peruano.

Un asistente le pidió a Daffunchio que se pare, y éste retrucó con la broma del protocolo, la delgada línea entre lo posible y lo imposible. Hasta que lanzó “un brindis para todos ustedes”, y al instante cientos de asistentes levantaron su latita de cerveza. “Es un brindis por lo que tuvimos que vivir, por todos los que se nos fueron en estos años de mierda”, dijo, y comenzó a cantar que "volveremos a vernos de nuevo", letra de la preciosa ‘Como una estrella’.

Entre alfombras, Las Pelotas sonaron íntimos y etéreos en el Anfi

A este momento el recital tuvo un quiebre, porque sonó ‘Personalmente’ y el público estalló de alegría, y el canto fue al unísono. Y como describió Daffunchio al terminar su canto, fue “un verdadero viaje a la estratósfera”. Aunque luego el ambiente volvió a la tranquilidad con ‘Más que un deseo’, y el público se sumó a esa especie de melodía de cuna.

En uno de los platos fuertes de la noche, el arpa magestuosa de Sonia Álvarez hizo vibrar los acordes de ‘Víctimas del cielo’. Para ese entonces era difícil sostener la euforia del público para los agentes de control, porque la noche sonaba a plegaria, y la autoridad ya estaba más arriba.

Para volver al agite de los viejos pogos en boliches y galpones, el líder de Las Peló aseguró que se venía un “antidepresivo”, porque se trataba de ‘Destino’, al ritmo de esa trompeta característica, la masa asistente se contorneaba con total alegría. El efecto prometido.

Entre alfombras, Las Pelotas sonaron íntimos y etéreos en el Anfi

El acordeón de Seba Schachtel empezó como fondo de un cuento perfecto, y era ‘Cuándo podrás amar’. Entonces la risa era un juego masivo de todos los asistentes. Y entre un tema y otro, Daffunchio bromeaba sobre fútbol y parodiaba a los propios asistentes con “una de sumo loco, ¿sabes cantar en inglés?”.

La noche se fundió en un sueño colectivo con ‘Será’, y ‘Bombachitas rosas’ volvió a levantar la fiesta protocoleada, seguida de ‘Solito vas’, sobre el cual señalaron el vaticinio: “Este tema lo hicimos en los ’90.. cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia”. Y de cara a las elecciones, sobre las que también bromeó, cabe destacar el fragmento que reza: “Qué caras mas sonrientes hay en el cartel. Ríen de todas las cosas que nos van a hacer”.

Pero la fiesta continuó con Capitán América y un fondo de Biden lleno de barro y un publico gritando “aguante Argentina loco”. Y a Gabi le gustó tanto el tono de la rosarinidad que planteó “cantan muy lindo ¿Una más?”. El moño de la noche fue para el clásico himno ‘Shine’, con un Daffunchio arengando “brilla Rosario”.