La compleja trama de negociados de la empresa Vicentín no solo pone en jaque a muchísimos productores y acopiadores, también abre una caja de Pandora que explica la impunidad con la que la firma se manejaba. Bajo el eufemismo de “stress financiero” queda al descubierto una cesación de pagos de 1.000 millones de dólares con damnificados por todas partes.

Complicidades, favores políticos, organismos estatales funcionales y un sinfín de mecanismos que producen consecuencias enormes en toda la cadena de comercialización de granos. La cuerda se tensó tanto a punto que el modelo está en jaque mate y hasta muchos actores replantean su funcionamiento. Ahora que se deslizó la palabra “estatización”, con las irregularidades comerciales evidenciadas, no son pocas las instituciones que se alarmaron como nunca antes lo habían hecho.

Quiénes fueron los que permitieron y facilitaron la llegada de la empresa hasta el directorio mismo del Banco Nación, principal acreedor de la empresa a partir de laxos controles crediticios y afinidades políticas. Quiénes fueron los que les permitieron a los dueños de Vicentín sentarse en la mismísima Casa Rosada frente al ex presidente Mauricio Macri. Son preguntas que tal vez puedan empezar a encontrar una respuesta con el correr de los días. 

También vale plantearse quiénes les otorgaron el manejo como accionista de Terminal Puerto de Rosario (TPR), sin ningún tipo de resguardo, al punto de que hoy sufre un abandono total sin ni siquiera cumplir un solo objetivo de inversión. Quiénes son los apañadores del pacto Nación-Provincia que permitieron llegar a la empresa hasta este punto de inflexión total, sin ningún tipo de sanción ni previsión.

Las autoridades de la UIF y Afip que persiguieron tan eficientemente a empresarios "opositores" durante el macrismo, junto a medios y políticos, ni siquiera emitieron una alerta ante la estafa y lavado de dinero más grande del país. Y eso no fue magia. Claramente hubo complicidad en la maniobra de vaciado de una de las cerealeras más grandes de la historia.

Los productores son los verdaderos perjudicados de esta situación, directa o indirectamente, ya que Vicentín fue el mayor comprador de cereal en negro del país. Las Pircas Cereales SRL fue un instrumento utilizado para tal mecanismo. Curiosamente solo Vicentín le realizaba compras a este acopio que fue denunciado por evasión impositiva por 700 millones de pesos, nunca ninguna otra exportadora comercializó.

Aquí sí intervino la Afip en febrero de 2014, luego de que la empresa declarara poseer 285.692 toneladas de granos, en la única planta que tiene habilitada la firma en la localidad de Acebal. Lo curioso es que la planta en cuestión posee una capacidad de sólo 7 mil toneladas de almacenaje. Los números no coincidían.

Es por este tipo de comercialización en negro que nadie pide la quiebra. El cereal sin declarar estaría bajo el nombre de falsos acopiadores y el 30% de su cereal sin declarar, o bajo el nombre de falsas acopiadoras.

Sin ir más lejos, un área de control agropecuario del anterior gobierno había detectado las anomalías en extensas inspecciones en la entrada de los puertos de la aceitera. ¿Qué pasó? La empresa hizo explotar este organismo por los aires y terminó con los controles.

Si nadie podía controlarla, como alardeaba uno de sus dueños, qué más pasaba y hasta dónde llegaba su impunidad. Las acopiadoras le hicieron saber al presidente Alberto Fernández su crítica situación, pero nadie le dijo la verdad: Vicentín se las lleva puestas a todas y, por ende, arrastra a los productores.

Sin informes de Afip y la UIF -entretenidas con otras personas- la empresa sigue bajo control de sus dueños y sin aún haber sido denunciada. Por ahora el Banco Nación, quien quedó con la capacidad de prestar dinero reducida tras los créditos por 18.500 millones de pesos a la aceitera, tan solo abrió sumarios administrativos a sus funcionarios. Contra la empresa no hubo sanciones al momento.

La firma, posiblemente haya creado en Rosario una de las estructuras de lavado de dinero más grandes, por donde todo indica que blanquearía el cereal que nunca figuraba y siempre se embarcaba. La estructura también parece haber permitido servirse a distintas actividades ilícitas. Incluso, la expansión del narcotráfico siempre está alerta a este tipo de mecanismos.

Por eso, es una oportunidad histórica para los nuevos gobiernos (el provincial y el nacional) de matar varios pájaros de un tiro. Terminar con los blanqueos de capitales. Regular el régimen de comercialización de granos. Terminar con la comercialización paralela de hasta el 30% de los granos. Favorecer a los productores agropecuarios y su cadena.

Asoma una chance de ponerle fin a la complicidad de la política y las actividades ilícitas. También de agregar valor y mantener los puestos de trabajos existentes. ¿Por qué no evitar la extranjerización de los recursos alimenticios del país?. La oportunidad es única, histórica. Y es ahora.